A Andy Boman, inquieto cocinero sueco enamorado de la cocina tailandesa, le seguimos la pista desde los primeros tiempos de Gingerboy, uno de los mejores takeaway de la capital y que, junto con Sudestada, supuso a principios de esta década un soplo de aire fresco en la gastronomía asiática de la capital (y ya tiene bemoles que tengan que ser unos argentinos y un sueco los que hayan traído a Madrid la autenticidad en la cocina asiática). Posteriormente lo encontramos en el efímero Amasia, esa curiosa fusión de cocina oriental y americana donde apenas tuvo tiempo para empezar a funcionar pues duró poco más de un par de meses abierto.
Ahora le reencontramos en El Flaco -el nombre le va como anillo al dedo- un recoleto local escondido en una pequeña calle del barrio de Prosperidad donde Boman se ha asociado con el distribuidor de productos gastronómicos Santos Martín. Además, en estos primeros pasos de arranque del restaurante, han contado con la ayuda de Hiroshi Kobayashi (Miyama), para asesorar el servicio de sala.
La oferta gastronómica de El Flaco es eminentemente asiática con algún guiño nórdico, llena de sabores restallantes en la que sobresalen la frescura de los aliños y picantes auténticos.
La carta es muy sucinta así que conviene estar atento a las sugerencias del día. Como introducción a esta cocina es muy recomendable el menú de mediodía que consta de un aperitivo, dos entrantes, un curry y un postre; y que por 14 euros nos parece una oferta imbatible.
Además podemos pedir a la carta o en formato menú degustación en el que se pueden disfrutar varios platos en forma de medias raciones. Son muy ligeros los rollitos vietnamitas totalmente vegetarianos, sabrosos los rollitos crujientes de pato pekinés que se acompañan de una salsa de ciruelas en vez de la tradicional hoisin y suculentos los satay (brochetas) de pollo que se acompañan de una adictiva salsa de cacahuetes. No puede faltar el –últimamente ubicuo en cualquier restaurante a la page con ínfulas asiáticas- bao de panceta, ese bocadillo de pan de arroz que popularizase el neoyorkino David Chang, que aquí se presenta con un refrescante aliño de verduras encurtidas, cebollas y charsiu (salsa de barbacoa china) que compensa la contundencia de la panceta y realmente funciona a las mil maravillas.
El pescado del día (dorada en nuestro caso) llega con una presentación espectacular, con la espina frita y los lomos perfectamente crujientes y de carne tersa y jugosa acompañados de una refrescante ensalada thai de verduras. La presa ibérica marinada en gochujang es muy jugosa, aunque uno esperaría que fuese más sabrosa.
Pero si por algo destaca la cocina de Boman es por los curries. Es muy bueno el verde de pescados y mariscos (bacalao, navajas, chipirones, almejas, gambas…) que aparece en la carta, pero aún mejor el Massaman de pollo que se incluía el otro día en el ya mencionado menú diario.
Buenos postres como las originales croquetas de arroz con leche o el refrescante Flaco Mess, Mess - su versión del famoso Eton mess - una suerte de “macedonia” hecha con distintos helados, sorbetes, zumos y merengues que combinan realmente bien y es el final perfecto para el festival de sabores que esta cocina ofrece al paladar.
La carta de vinos lleva el sello siempre fiable de La Tintorería y entre las cervezas, ideales para este tipo de cocina, destacan las elaboradas en Mad Brewing, la recomendable fábrica de cervezas de la que hablamos hace poco.
El Flaco
Dirección: Calle Javier Ferrero 8 Madrid 28002
Teléfono: 91 199 65 02
Cierra domingos noche y lunes
Precio Medio: 35€