Se pueden hacer muchos tours por Madrid: el de los Austrias, el arquitectónico, la ruta de las finanzas, los estadios, los museos... pero también, el gastronómico. La variedad de restaurantes permite recorrer cualquier punto de la geografía española, sin levantarse de la mesa.
Aquí os proponemos una ruta que te llevará de Galicia a Cádiz y de Murcia a Asturias, sin pisar ninguna de esas ciudades.
Murcia: 'El Caldero'
Zaragollo, alcachofas en diferentes recetas, habitas, ensalada murciana y, sobre todos, arroces melosos con marisco, pescado o carne traídos todas las semanas de tierras murcianas son razones suficientes para probar este restaurante.
Pero todavía hay una razón más: los paparajotes de limón (una tradición deliciosa de esa región) con un fuerte sabor y olor a Murcia y muy difíciles de encontrar en la capital. La hoja de limón que se reboza también viene directa de los campos murcianos, para mantener su esencia.
Este restaurante lleva más de 40 años ofreciendo hasta 14 tipos de arroz del que resalta el caldero, que da nombre al restaurante, y que se sirve a la manera tradicional: con un trípode. Está elaborado con ajo, tomate, ñoras de la huerta y el pescado del Mar Menor.
(calle de Huertas, 15)
Ahora también se puede disfrutar de la misma calidad pero con otros platos más elaborados en la Taberna Murciana, situada en la Travesía de Téllez, 2.
Cádiz: 'Zahara de Osborne'
Si hace un día soleado en Madrid, su terraza invita a respirar aires gaditanos. De su carta, se puede disfrutar desde las clásicas frituras, al atún de Almadraba con los mejores ibéricos de la casa Cinco Jotas.
No falta ni el salmorejo (con el toque del mejor jamón) ni pescados al horno, empanadillas de atún, presa frita o solomillo al Pedro Ximenez y su tarta de queso con fresas, como gran apuesta para el postre.
Pero, cuando se acerca uno a un representante de Cádiz en Madrid, un plato que no hay que dejar de probar son las tortillitas de camarones, acompañadas de la ensalada de almadraba o de la de tomate con cebolla tierna.
En Zahara de Osborne, el buen vino y el buen comer se entremezclan con tintos, blancos y, sobre todo, con vinos dulces, especiales para el postre, y por supuesto con un Jerez, hasta cinco variedades se pueden encontrar en la carta.
Para los que no les vaya el dulce, las fresas de Huelva con vinagre de jerez, una mezcla de sabores agridulces muy propias de cualquier atardecer gaditano.
(Plaza de Santa Ana, 1)
Asturias: Asgaya
Es el restaurante asturiano más en boga ahora mismo. Sus sidras naturales hacen que todo huela, y sepa, a Asturies, y su nombre, que en bable significa "abundancia", ya dejan claro que aquí no se pasa hambre.
Verdinas estofadas con pixines, almejas y sepia, la fabada, el pixín con salsa de oricios o el cachopo al estilo Allande, elaborado con un solomillo de primera, son algunos de los contundentes platos que hay que probar sí o sí.
Para desengrasar un poco, se pueden combinar con la ensalada de tomates con pimientos asados y ventresca de bonito o con las croquetas.
Entre las propuestas más elaboradas están la lasaña de centolla con verduras y crema de andariques, los huevos rotos al Cabrales sobre crujiente de fariñes, el buey con shitake o el arroz cremoso con auténtico pitu de Caleya.
Una vez allí, estamos obligados a brindar con algunas de las tres variedades de sidras naturales con las que cuenta: Prau Monga, Valdedios o la sidra de hielo Valveran.
(Calle de Doctor Fleming, 52)
Galicia-Portugal: Atlantik Corner
Como se intuye de su nombre, las recetas que se pueden disfrutar en la mesa de este restaurante, situado en el Barrio de las Letras, son mitad gallegas, mitad portuguesas. En esta temporada, tres son los elementos básicos de su menú: las setas, las legumbres y el marisco. Y las combinaciones resultan asombrosas.
Así se pueden degustar las pochas blancas frescas estofadas con centollo, o una sopa de pescado y marisco con cítricos y un toque de curry; una ensalada de invierno con bacalao ahumado, aguacate y aliño de yogur con mostaza antigua y miel; chipironcitos salteados o propuestas marineras como el arroz de boletus y almejas, ligado con pil pil de bacalao, o el rape asado sobre arroz con costra y ajetes en tempura.
Entre sus platos más especiales está la combinación mar-montaña de conejo y cigalas con ajetes y, muy especialmente, un jarrete de ternera rubia gallega cocinado a baja temperatura.
Además, su propietario apuesta únicamente por vermús gallegos, oportos blancos y colheitas, vinos verdes, orujos y destilados de la tierra y una curiosidad, la única ginebra tinta del mundo y otra envejecida en barricas de Oporto.
(Calle de Ventura de la Vega, 11-13)
Ahora sólo te queda decidir por dónde vas a empezar tu ruta gastronómica...