Sabemos que eres todo un caballero y que no necesitas leer esta lista. Pero si te puede la tentación, quizá no eres tan gentleman.
No acude a la llamada del “sexo”
“De pronto al fin, el teléfono, oh, sonaba en el cuarto (…)”. Lo que cantaba Marta Sánchez en esta canción era la historia de un hombre que recurre a esa llamada –que a más de uno ha salvado de una noche aburrida-. Pero… un caballero jamás, jamás, presionaría el botón de llamada para lanzarse a la acción sin antes haberle sugerido una sesión de cine, una buena cena o un paseo por el parque.
No elige un motel como ‘el’ lugar
Existen muchos sitios antes que acabar en un sucio motel de carretera. Un gentleman prefiere siempre su casa, la suya o pagar un buen (o al menos decente) hotel, porque sabe que el entorno es determinante para una buena ejecución.
Se quita los calcetines
Un caballero sabe de estilo, de comportamiento y de sexo. La norma número uno antes de acabar desnudos en la cama es la de “calcetines fuera”. Has tenido que desnudarte antes, unos segundos más no te causará demasiada pérdida de tiempo. Aunque a un caballero tampoco le importa.
Entiende de preliminares
Un caballero sabe que los preliminares son muy importantes. Nada de ir directo al grano. El caballero entiende que los besos y las caricias no son un mero trámite y que deben entrar en el juego previo.
Primero ‘viene’ ella
No se trata de dejarla pasar antes, no. Se trata de que un caballero sabe de anatomía y cómo funciona el cuerpo. Un caballero dejará que ella termine antes. Siempre. Sin excepciones. Ni aunque te diga “da igual, luego repetimos”.
Sabe de comunicación…
…y de la importancia que tiene en el sexo. El caballero sabe interpretar las señales que le envía su pareja. Por ejemplo, que ella esté gimiendo de placer no significa que debas cambiar lo que estás haciendo (ni ritmo, ni postura, ni acción). En caso de preguntar – porque el gentleman nunca se avergüenza de preguntar en el sexo- siempre de la manera más adecuada.
Sabe que una retirada a tiempo es una victoria
Va ligado a la comunicación, pero si un caballero ve que no funciona su maniobra, cambia de táctica.
Nunca se duerme al terminar
Ni se levanta a por agua, ni tampoco para ir al baño, ni para mirarse en el espejo. Un buen caballero esperará a que ella se despegue para hacer lo que esté pensando hacer. Disfrutar del final es fundamental.