Así definió su silueta emblemática Monsieur Dior: "Hombros suaves, bustos amplios, cinturas finas como lianas y faldas amplias como corolas".
Si Christian Dior levantara la cabeza, no podemos estar seguros de si le habría gustado o no la colección de Alta Costura que Serge Ruffieux y Lucie Meier han presentado para es Otoño-Invierno 2016/17. Yo creo que sí.
Porque, si algo están demostrando los desfiles que estos días se celebran en París, es que las grandes firmas de la Alta Costura, las que fueron un nombre antes que una marca registrada, están exprimiendo sus archivos para volver a sus orígenes.
En el caso de Dior, Serge Ruffieux y Lucie Meier, los directores artísticos en funciones de la maison desde que en octubre, Raff Simmons abandonara de improviso la empresa, han presentado su particular visión del ADN de la marca para el siglo XXI.
Christian Dior concibió su New Look Bar Jacket y cambió las proporciones de la moda, tras los rigores y sacrificios impuestos por la II Guerra Mundial. El desfile nos trasladó a la atmósfera de aquella época. El lugar elegido: la sede la casa de costura, en el palacete del número 30 de Avenue Montaigne, donde el mismo Monsieur presentó el 12 de febrero de 1947 esa chaqueta de cintura de avispa y esa falda Corolle, en ese mismo salón, con unas sillas muy parecidas... Todo simple y sencillo, como cuando las modelos desfilaban, con el número en la mano, para que las clientas identificaran el vestido que más les gustaba.
Y todo, en blanco y negro, como las fotografías y la televisión antiguamente. Vestidos sueltos, de cortes limpios y fluidos, con el equilibrio entre el ayer y el hoy, lo clásico y lo más vanguardista... Una evolución del trabajo del maestro, un recorrido por 70 años de historia, aprovechando el legado de Simons pero con su propio sello.