Hace exactamente un año, Bertrand Guyon presentó su primera colección de Alta Costura. Sustituía en el cargo a Marco Zanini, que a su vez había tomado el relevo, dos años antes, de Christian Lacroix.
La marca era considerada una Bella Durmiente de la moda hasta que fue comprada y resucitada con un beso del dueño de la marca Tod's, Diego Della Valle. Y sólo los historiadores de la moda o los periodistas de moda verdaderamente cultos sabían quién fue Elsa Schiaparelli.
A Schiaparelli le debemos imprescindibles de la moda de hoy como las cremalleras por fuera (en lugar de escondidas), el animal print o estampados que imitan las pieles de distintos animales y tejidos completamente nuevos para su época, así como la falda-pantalón (que creó para la jugadora de tenis Lilí Alvarez) o los botines cubiertos de pelo.
Logró hacerse un hueco en una época en la que la Alta Costura tenía nombre de mujer, el de Jeanne Lanvin, Madeleine Vionnet, Madame Grès, las hermanas Callot, Louise Boulanger y, por supuesto, Coco Chanel, que era su más fiera enemiga.
Movida por la determinación de una infancia cómoda pero infeliz, un matrimonio desgraciado y unos comienzos profesionales difíciles, logró crear su propia empresa, con tiendas en tres continentes, ayudar a la emancipación de la mujer moderna y cambiar la concepción de la moda, que gracias a ella pasó a ser entendida como una obra de arte. logró superar el crash bursátil de 1929 y lanzar nada más y nada menos que tres líneas simultaneamente: Pour le sport, Pour la ville y Pour le soir.
Pionera en campos como el diseño de ropa deportiva, el vestuario para películas, la invención de nuevos tejidos como el rayón, la creación de accesorios (sobreros, gafas de sol, joyas...) o la fabricación de perfumes, fue sin embargo en el arte donde encontró su auténtica forma de expresarse. Íntima amiga de los surrealistas, son famosas sus colaboraciones con Jean Cocteau y Dalí.
Para la presentación durante la Semana de la Moda en París, de su colección de Alta Costura Otoño-Invierno 2016/2017, Guyon convirtió el desfile en un circo. Para ello, revisó minuciosamente, y como ya viene haciendo desde que "tomó posesión de su cargo", los archivos de la firma y los clásicos de la fundadora de la marca.
Desde que volviera a la vida en 2013, más de medio siglo después de su cierre, la firma no ha dejado de sorprender y de dar a conocer el legado de una mujer que cambió el rumbo de la moda.
En una de sus colecciones más famosas, llamada Circus, y creada en 1938, Schiaparelli llenó sus vestidos y estampados textiles de tigres, caballos, payasos, arlequines, bailarinas...
Los mismos que Guyon ha rescatado para sus propuestas, pero a modo de apliques o detalles en vestidos de siluetas afiladas, en la que marca los hombros y ciñe el cuerpo con gasas, transparencias y telas y bordados brillantes. Inspirados por una estética constructivista pero muy femenina, donde las transparencias, los drapeados y la fluidez captaron el protagonismo de los vestidos.
No podía faltar el Shocking Pink o color rosa fectiche, los estampados geométricos o de inspiración asiática y, por supuesto, los ojos y labios surrealistas que formaron parte de la esencia de la firma, como el corazón traspasado por una flecha.
Entre las invitadas al front row o primera línea del desfile, la "it girl" Olivia Palermo, la actriz Natalie Dormer, conocida por su papel de Margaery Tyrell en la serie Juego de Tronos y la española Rossy de Palma. Una mezcla tan exótica, cosmopolita y vanguardista como la que hizo famosa el estilo de Elsa Schiaparelli.