Si hay algo que caracteriza a los gemelos Iñaki y Aitor Muñoz son sus estampados, que ellos mismos elaboran. En esta ocasión, su inspiración para la próxima Primavera-Verano es el cuadro Los Nenúfares, flores que el pintor impresionista tenía en su casa Giverny, a las afueras de París, y plasmaba en sus obras.
El recurso no es casual y es que Ailanto unifica las Bellas Artes, la pintura, arquitectura, e incluso la botánica y el paisajismo, desde hace quince años. Los dos creadores están formados en estas diferentes ramas del arte, y su firma respira ese poso cultural del que muchas otras casas de moda suspiran por dotar sus colecciones.
El alegato que les ha dedicado la escritora Espido Freire, define a la perfección el background erudito de la marca en su decimoquinto aniversario: “Trajeron la delicada Chinoiserie de regreso, los pasos de danza de Pina Bausch, la Bauhaus a través de la mirada femenina, la cámara de Jacques Henri Lartigue sobre la nieve y los abetos alpinos, mucho menos gélida que el hielo en combustión de una Veruschka, de caderas inolvidables”, describe la autora. La novelista recurre a la enredadera como metáfora para definir la carrera ascendente de Ailanto.
Flores de loto, sauces llorones, nenúfares e incluso abejas en plata inundan sus propuestas para la Primavera-Verano 2017. Todos estos elementos naturales aportan a la mujer una imagen de ninfa sensual que se desliza por la pasarela, gracias a los vestidos largos que juegan con las transparencias y los cortes al bies, mientras dejan la espalda descubierta.
Tal y como se observa en cada colección, la jardinería inunda el espacioso mundo creativo de Aitor e Iñaki, que se declaran apasionados de la misma, como lo fue Claude Monet durante los 43 años que vivió en su casa de campo francesa.