Con Pilar Rubio como embajadora y amiga, Maya Hansen ha presentado su colección Körsettecture, donde el color molesta y las líneas rectas se erigen como la mejor forma de expresión. Unas líneas que solo tienen sentido si dan ritmo a los objetos, si los conducen hacia una dimensión de espacios limitados.
Las obras del escultor ruso Naum Gabo y la inglesa Barbara Hepworth sirven de inspiración a Hansen, que busca encontrar movimiento en el arte. Ellos fueron pioneros en el arte cinético, que utilizaba piezas móviles para dar ritmo a sus piezas; mientras que la diseñadora se adueña de las líneas rectas para enjaular el cuerpo de las modelos. Ya sea con tejidos técnicos como el tricot de neopreno, polipieles o acolchados con efecto rejilla.
Con Körsettecture, Hansen rediseña el cuerpo femenino a base de mini-vestidos y prendas elásticas cortadas a láser. Una técnica futurista que se suma a esa arquitectura constructivista con la que la madrileña renuncia al color en favor de la forma.
Porque el color es un elemento idealizado que hacer que nos perdamos la esencia misma del objeto. No es algo suyo, sino prestado. Es la luz quien se refleja y se lo regala. Pero el objeto siempre es negro. Un negro que se deja acompañar por el gris plomo, el beige y un tímido rosa palo. Juntos forman un trampantojo que nos da una lección magistral de dibujo técnico.
Tules, plumettis y efectos metalizados tiñen una colección que parte de la lencería para crecer hacia los bodies, la corsetería y unos vestidos lápiz que entallan la figura y consiguen encontrar ese movimiento en lo estático.
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