La diseñadora cordobesa compone un concierto en el que el blanco, el negro y el rojo desfilan a ritmo de Medina Azahara.
Los años 80 son el marco con el que Juana Martín homenajea Córdoba, su tierra. Con un concierto en directo de Medina Azahara, las modelos rompen el escenario, -perdón, la pasarela-, con un smokey eyes llevado al extremo. Una puesta en escena que levantó al público de la Madrid Fashion Week, antes incluso, de la salida de la colección.
Cuerpos ceñidos que resaltan la cintura y ponen el volumen en mangas y hombreras. Patrones modernizados para unas groupies que se visten de negro, blanco y rojo; pero que no pierden nunca su elegancia y sofisticación. Así lo confirmaba la diseñadora el día antes del desfile.
Medias de rejilla que se combinan con tacones, botas y faldas mini, muy minis. Popelines y encajes dan paso a la lycra negra que se eleva hasta la cintura y nos trae una Olivia Newton John que se contonea a ritmo del ‘Todo tiene su fin’ del grupo cordobés. Y volantes, muchos volantes. Sin orden concreto, repartidos por las prendas a capricho de la diseñadora que estampa sus ya míticas estrellas sobre propuestas que, más que en blanco, se tiñen en crudo.
Cinturones, calentadores y mitones estampados con lentejuelas y pedrería que se aplican sobre tejidos que enseñan más que esconden. Unos looks que invitan a trasnochar y que convierten a la flor más romántica, la rosa roja, en un estampado electrizante que no quiere abandonar esta fiesta.
Además, todo concierto tiene su estrella. Y en este, sin duda, le ha tocado al esmoquin negro. Femenino, sobre un cuerpo desnudo con pantalón fluido y unas plumas que unen los hombros dejando tras de sí una estela de clase y rebeldía.
Cruces bordadas en lentejuelas cuadradas, casi mates, que se dibujan sobre diferentes tonalidades de negro. Porque para Juana Martín, el negro también tiene matices. Como Andalucía, que puede ser flamenca y roquera.