¿Sabes quién fue el primer fotógrafo de moda?
No, no fue Horst P. Horst ni tampoco Man Ray. Y, probablemente, su nombre no te suene. El Barón Adolph de Meyer es uno de los grandes desconocidos del sector. Sin embargo, gracias a su trabajo, hoy tenemos editoriales de moda. Con Vogue como lanzadera, aquí tienes su historia.
10 abril, 2017 07:00De padre Alemán y madre escocesa, Adolph de Meyer nació en 1868 en París, aunque gran parte de su infancia la pasó en Alemania. Rodeado de abundancia, cuando tenía 26 años realizó su primera exposición como fotógrafo aficionado. Una exposición gracias a la cual descubrió que ésta era su verdadera pasión y por la que un año después se trasladó a Londres donde -probablemente gracias a su posición-, lo admitieron en la Royal Photographic Society y en la Linked Ring (asociación cuyo objetivo era promover la fotografía, no solo como un registro de la realidad, sino también como arte).
Casado con Olga Caracciolo (presunta hija ilegítima de Eduardo VII, Príncipe de Gales), fue su exquisito y delicado trabajo -muy inspirado por el fotógrafo Alfred Stieglitz-, lo que le llevó a hacerse popular en el sector y conseguir que sus fotografías fuesen publicadas y promocionadas en diferentes catálogos y exposiciones. Aunque no fue hasta 1913 cuando, tras verse obligado a trasladarse a Estados Unidos por las consecuencias de la guerra, consiguió su gran oportunidad de la mano de Condé Nast.
"EL DEBUSSY DE LA FOTOGRAFÍA"
Aunque la fotografía fue desarrollada en los años 1830, tuvieron que pasar más de sesenta años para poder ver impresa la primera instantánea. Fue en 1892 y, por extraño que parezca, no fue en una revista de moda, sino en ‘La Mode Practique’, una publicación similar a lo que hoy día denominamos lookbook.
Las ilustraciones que hasta el momento copaban todas las portadas y editoriales quedaron relegadas a un segundo plano para dar paso a la fotografía y, por primera vez en la historia, a los fotógrafos de moda. Fue en este momento, recién llegada la revista Vogue en 1909 a la editorial Condé Nast, cuando un joven Barón Adolph de Meyer cambió a las grandes familias de la aristocracia por modelos, diseñadores e imponentes vestidos de brillo. En 1913, se convertiría en el primer fotógrafo oficial de la revista Vogue y, también, en el primer fotógrafo de moda de la historia.
Su estilo era único. Pionero en introducir la iluminación dramática –apostando por una luz suave y el blanco y negro sobre los modelos-, también lo fue en el retoque directo en negativos. Además, creó un prototipo de editorial que en la actualidad da forma a todas las revistas de moda y cuyo proceso estaba basado en retratar a las modelos en ambientes y poses naturales.
La calidad del trabajo de Meyer era más que evidente. Por eso, no es de extrañar que al poco de iniciarse en Vogue, sus retratos se hicieran con todo el sector. Muy caracterizados por la atmósfera de la Belle Époqué -punto muy destacado de su estilo, en el que buscaba la armonía entre la moda y el arte-, durante los años que trabajó para Condé Nast -paralelamente también trabajó para Vanity Fair hasta 1921-, ante su objetivo pasaron grandes personalidades y celebrities.
TODOS QUERÍAN SER FOTOGRAFIADOS POR EL MEJOR
Su primer retrato para Vogue fue a Gertrude Vanderbilt Whitney, futura fundadora del Whitney Museum. Tras ella, numerosas famosas y actrices de la talla de Gloria Swanson, bailarinas como Anna Pavlova, modelos, reputados diseñadores e iconos; posaron sin vergüenza ante el Barón del que el propio Cecil Beaton, también reconocido fotógrafo de moda, denominó como el “Debussy de la fotografía”.
Y aunque su mejor musa siempre fue su mujer, todos caían rendidos ante el saber hacer de este joven francés. De hecho, hasta la gran Coco Chanel se dejó inmortalizar por el Barón en los años 20 para un reportaje que sería publicado para Harper’s Bazaar. Publicación para la que empezó a trabajar tras abandonar Vogue y en la que se posicionó como el fotógrafo de moda más importante del momento. Allí, De Meyer disfrutó de sus mejores años de profesión hasta que en 1937 su estilo pictórico fue sustituido por la modernidad surrealista de Man Ray o Lee Miller.
En la actualidad, su trabajo puede ser visto en museos como el MET de Nueva York o el Getty en Los Ángeles. Y aunque gran parte de sus fotografías se perdieron durante la guerra, aún sobreviven las imágenes que tomó para una de las primeras campañas de Elizabeth Arden. Muestra, sin duda, del gran talento de un fotógrafo casi desconocido y al que hoy debemos el placer de disfrutar de grandes editoriales de moda.