Barcelona suele acoger a muchos visitantes que se mezclan con los autóctonos, sobre todo durante las fiestas, donde la mayoría opta por el centro como lugar de celebración. En EL ESTILO hemos pasado el filtro para mostrar las propuestas que nos parecen más apetecibles. ¡Apunten!
Cotton House Hotel
Situado en un emblemático edificio del siglo XIX, que fue antigua sede de la Fundación Textil Algodonera y es todo un referente en la ciudad, tras un intenso proceso de reforma abrió sus puertas este precioso hotel, decorado por el interiorista Lázaro Rosa-Violán.
Se han conservado los elementos originales del inmueble, como la imponente escalinata de mármol y su famosa escalera de caracol suspendida del entramado metálico del piso más alto del edificio. También los parqués y boiseries que ornamentaban techos, suelos y paredes de algunas de las estancias, para darle ese toque retro que tiene también su restaurante y cocktail bar Batuar.
Restaurante Cecconi’s
Siguiendo la estela del restaurante original en Mayfair (Londres), abrieron en Miami, West Hollywood, Estambul y Berlín. El local de Barcelona (Paseo de Colón, 20) es el último en abrir pero con la misma calidad que sus predecesores.
Cecconi’s es un moderno y a la vez clásico restaurante italiano: sirve desayuno, almuerzo y cena, siete días a la semana y ya se ha hecho famoso su brunch de los domingos. En la carta, pastas hechas a mano, mariscos y platos del norte de Italia.
Juguetería Fabre
Entre tantos anuncios de juguetes y catálogos con cualquier muñeco que un niño pueda imaginar, se agradece cierto reposo. Y en la Juguetería Fabre (Aribau, 84) se encuentra. Es la librería más antigua de Barcelona, creada en 1860, un espacio que en 1951 se especializó en una cuidada selección de juguetes y libros infantiles alemanes. Y se ha convertido en un punto de encuentro para quienes buscan algo más que la novedad del año. La juguetería artesanal, que enseña además de entretener, cobra vida en este espacio en el que se respira tradición.
Juguetes clásicos, de madera, muñecos de trapo y cuentos en varios idiomas, su oferta te hace retroceder en el tiempo. Además, ofrecen talleres y actividades para padres e hijos en un ambiente cálido. Todo muy alemán. Si van con niños, que no se pierdan en tren gigante del techo y el Pinocho gigante.
Delacrem
Es una heladería que ha ganado decenas de premios y que además de helados artesanales de todos los sabores de temporada (castañas en otoño, cerezas en verano) tiene unas tartas espectaculares. El local de Delacrem (Enrique Granados, 15) es minúsculo, tiene tan solo tres mesas y suele congregar largas colas, incluso en invierno. Bien lo vale el helado de manzana al horno, el de castaña y el de fresa (sabe a fresa y no a helado de fresa, toda una experiencia).
El piamontés Massimo Pignata ha logrado convertirse en un referente y sus helados (que no están muy fríos) se pueden combinar con un buen café. ¡Ah, y no se pierdan la tartaleta de limón, los hay que son adictos!
Bluesman Cocktail Bar
Fue el Ritz durante muchos años, es uno de los establecimientos con más historia de Barcelona, y desde el pasado marzo ha decidido renovarse y abrirse a la ciudad. Han cambiado la clásica pregunta "es usted cliente del hotel" por la de "pase, es usted bienvenido". Parece poco pero, en el Palace (Gran Via de les Corts Catalanes, 668) es un mundo. Y dentro de ese universo hay un secreto que pocos conocen. El Bluesman Cocktail Bar, en el sótano del hotel, es una coctelería de ambiente clásico en la que suena música en directo.
Preside el local un cuadro pintado por Ronie Wood, guitarra de los Rolling Stones y vecino del hotel. Pasó por la coctelería y por el escenario, donde se arrancó a tocar una noche. Así lo hizo también Alan Parsons este verano, tras su concierto en Barcelona. El bar cuenta con un club de fumadores, lo que muchos agradecen pitillo y copa en mano. Pasar el día de compras o paseando por la ciudad, y terminar en este local, es una opción más que recomendable. Ni se lo piensen…
Iluzione
Es un auténtico un reclamo de coolhunters, amantes del diseño, locales o turistas que huyen de lo obvio y del núcleo barcelonés y apuestan por productos exclusivos. Iluzione (Ferran Agulló, 16) es una tienda de muebles situada en los aledaños del Turó Park, uno de los jardines menos descubiertos de Barcelona, objetos de decoración, complementos de moda, muebles extraordinarios, piezas de arte, creaciones florales.
Y no sólo eso: es también un restaurante donde degustar productos de primera calidad y una carta elaborada con una selección de platos que nos han gustado en los viajes de sus propietarios alrededor del mundo. Ofrecen antipasti, salumería, ensaladas, scrocchiarellas, focaccias, farinatas y una amplia variedad de cócteles en un espacio diferente alejado del ruido de los turistas y de muchos barceloneses. Un auténtico secreto.
Manairó
La oferta gastronómica de Barcelona es interminable y cada vez de mayor calidad. Va de pequeños restaurantes a grandes locales con ofertas de todo tipo, tanto en el centro como en la zona alta y la periferia. Manairó, en la céntrica calle Diputación, 424. (Eixample), es una apuesta segura.
Su chef, Jordi Herrera, versiona clásicos catalanes como la escudella i carn d’olla (cocido catalán típico), que se presenta en una tortilla con forma de sufflé, o como la ternera con sabor a curry. Para los menos atrevidos, hay propuestas más clásicas como los canelones con trufa y el cordero asado con ciruelas y almendras.
La Pastisseria
El propietario de La Pastisseria (Aragón, 228), Josep Maria Rodríguez, ganó el premio a mejor pastelero del mundo hace unos años y decidió entonces abrir este local, una cafetería cuyo escaparate es en sí mismo una atracción. Los pasteles son espectaculares, deliciosos y muy elaborados. Desde principios de diciembre preparan sus nuevas creaciones, en las que se incluyen turrones turrones (clásicos, trufados, pralinés y de ron Zacapa) y figuras de chocolate navideñas (abetos, muñecos de nieve y Reyes Magos).
Si el capricho se apodera del visitante (algo bastante lógico, avisamos), pueden encargar los troncos (100% choco, Glamour, Avet y Nadal) y su pastel Fin de Año 2016-17. Tampoco se pierdan el pastel de otoño: mousse de chocolate con leche, compota de pera, cremoso de castaña, trozos de castaña confitada, bizcocho sacher y galleta crujiente de cacao.
Chico
Es uno de los descubrimientos del año en una ciudad en la que la calidad de la alta cocina a veces no encuentra su espejo en la cocina de mercado. Los restaurante barceloneses pecan a veces de insistir demasiado en emular a Ferran Adrià, y su cocina de laboratorio, y se olvidan de los básicos. ¡Si hasta Adrià dice que su plato favorito son unos huevos fritos! Pues en Chico los saben hacer. Y mucho más.
En la calle Mandri 29 (San Gervasio), zona alta de la ciudad, triunfa este bar de tapas, platillos y algunos grandes platos dirigido por Gonzalo Ros y Cristina Marcilla, dos gourmands expertos en el negocio que cuidan los detalles personalmente. Es irresistible el rabo de toro con parmentier de patata y espectaculares los calamares a la andaluza, que comparten carta en los días de Navidad con el capón con pasas, orejones y piñones, y el suquet de rape. El ambiente distendido y acogedor ha convertido este local en el secreto mejor guardado de la gente bien de ciudad.
Mercadillo Gran Vía
Es un encuentro anual de paradas de juguetes, una cita indispensable que congrega cada año a cientos de personas. En las decenas de puestecitos se pueden comprar desde los clásicos juguetes hasta artesanía y pequeños detalles para regalar. Manda la tradición que después de un apacible paseo uno haga parada en alguna de las churrerías que se instalan en cada esquina para redondear una jornada que logra alargar el espíritu navideño hasta el mismo día 5 de enero.
Es el mercadillo más curioso que ofrece Barcelona por estas fechas. Con un horario amplio, que va de las 11 de la mañana hasta las diez de la noche, es una manera diferente de conocer la ciudad.
Giardinetto
Este clásico de Barcelona, una parada obligatoria en los 60 y 70, vivía horas bajas hasta que los herederos del propietario tomaron las riendas. Los hijos de Leopoldo Pomés, con Poldo Pomés al frente, han logrado que Il Giardinetto (Granada del Penedés, 28) vuelva a ser un lugar al que ir sí o sí. Fue uno de los referentes de la Gauche Divine, el local del fotógrafo Leopoldo Pomés, a quien uno puede encontrarse a veces allí cenando.
Conserva su decoración inicial, la que le da aspecto de jardín, con juegos de espejos maravillosos. Sigue siendo un restaurante italiano sin ínfulas, aunque delicioso, en el que se puede cenar al ritmo de la música de piano que suena en directo en la sala. Además, cada mes organizan un encuentro para inaugurar un pequeño escaparate que ceden a artistas locales e internacionales, para que creen lo que les apetezca. Y es un gran descubrimiento.
Gouthier
Erizos gallegos, tartar de salmón Carpier, huevo poché con parmentier trufado, tablas de quesos selectos, pulpo al soplete en un viaje, mejillones de Le Mont Saint Michel… Este local especializado en ostras ofrece, ademá, una variedad gourmet cuidada y deliciosa. Para los responsables de este local -asesorados por el chef Pedro Asensio, marca Ferran Adriá- las ostras sirven para jugar con los sentidos, descubrir sabores y fantasear con el maridaje de las las cuatro salsas que ponen a disposición: de mojito, de sopa fría de almendras, de gintonic o acebichada.
El local está además en uno de los barrios menos descubiertos por los turistas: el Sarrià viejo, un pequeño pueblo, metido dentro de la gran ciudad, donde todavía se conservan los aromas de siempre. Pequeñas plazas como la que acoge a este moderno restaurante sirven de contraste con la arquitectura de líneas rectas de muchos locales de la zona. ¡Ah! Gouthier (calle Manyer i Flaquer, 8) cuenta con su propia explotación de ostras en la cuenca de Marennes-Oléron, una región natural y protegida del suroeste de Francia.
Opium
No se puede hablar de Nochevieja sin mencionar al menos una fiesta. Situado en la playa, el restaurante club Opium es una opción especial. Si prefieres salir en lugar de quedarte en casa, lo que propone Opium Barcelona es un win win: una noche por todo lo alto con su clásica fiesta chic, llena de animaciones, gente guapa y los mejores Djs del local: Frank Caro, Alemany y Danny Cárdenas.
Se podrá comenzar la noche con una cena muy especial en la terraza climatizada del restaurante, brindar por el año nuevo y continuar la fiesta hasta la madrugada en el club de moda de la ciudad. Cena, champagne, cocktails, dj’s, el mejor público y mucha fiesta, todo con vistas al mar (Paseo Marítimo, 34).