Kiko Rivera (32 años) es un adicto a los tatuajes. Apenas le queda ya un milímetro de piel sin tinta. Fechas señalas como el nacimiento de su hija Ana, una chica oriental mandando callar y el ojo de su 'pequeña del alma' son algunos de los motivos que ocupan sus brazos y su manos. Pero el último tatuaje que se ha hecho es si cabe más impactante que los anteriores. El hijo de Isabel Pantoja (60) ha inmortalizado una imagen de él de pequeño con su padre en la que se puede leer "Tu alma vive en mi". El rostro de Paquirri está muy logrado. Tanto que hasta aparece con uno de sus hoyuelos característicos. "Pues ahí lo tenéis..... Gracias @dyl_tattoo por plasmar así este maravilloso recuerdo con mi padre", ha sido el mensaje que ha escrito Kiko Rivera junto a la fotografía del tattoo.
El gesto ha sido alabado por los seguidores del dj, que han llenado la fotografía de comentarios y de más de 8.000 "Me gusta". Todo lo contrario que ocurrió hace unas semanas cuando Kiko mostró el tatuaje de ojo de la hija que tiene con su mujer Irene Rosales y que horrorizó a sus fans. Está en su mano derecha e incluye el párpado y pestañas dando un poco de miedo. Es en esta misma mano es donde lleva su alianza de boda.
El 2016 ha sido un gran año para Kiko Rivera. Ha pasado por el altar, su madre ya es una mujer libre y la relación con su hermana Chabelita (20) parece que ha mejorado. También con sus hermanos Francisco (42) y Cayetano Rivera (39) con los que pasó el día de Nochebuena. De hecho, el fue el anfitrión y recibió en su casa a los toreros con sus respectivas parejas, Lourdes Montes (32) y Eva González (36), y sus sobrinas. A juzgar por las imágenes que después publicaron en las redes sociales lo pasaron en grande.
El único asunto pendiente del dj es la relación con la madre de su primer hijo Francisco, con Jessica Bueno, que no termina de encajar. Después de mantener una lucha por la custodia del pequeño que finalmente se concedió a la progenitora, las aguas se han calmado un poco pero no del todo. Esperemos que el 2017 traiga por fin la reconciliación entre ellos por el bien del menor.