Cuentan que de joven apuntaba maneras y que todos celebraron que las cosas empezaran a irle bien. Llevaban tiempo compartiendo la dureza de los entrenamientos y ver triunfar a un compañero les dio una alegría. Así suele ser en el atletismo de élite, el que practicó Jordi Gual, nuevo presidente de CaixaBank (antigua La Caixa), cuando llegó a Barcelona. Ahora, la alegría se ha tornado en sorpresa.
Nacido en Lleida, Gual se plantó en la capital catalana a los 18 años y desde el primer momento buscó entrenador. "Lo recuerdo perfectamente", dice a EL ESPAÑOL Jordi Campmany, su 'míster' durante cinco años. "Era un tipo con piernas muy rápidas y con un carácter muy recto", dice Campmany. "Pero ojo, que cuando contaba chistes con ese acento leridano la gente se partía de risa. No, no era un tipo dado al cachondeo, al humor de brocha gorda, prefería la ironía".
Gual, que no llegó a conseguir marcas espectaculares, era un corredor de velocidad tenaz, insistente. Sus marcas son 11s en 100 metros y en 200 22s3. Compartía sudores y fatigas con algunos grandes de su época. Como Toni Corgos, saltador de longitud, olímpico y medallista en Mundiales; y Carlos Sala, cinco veces olímpico en 110 metros vallas. En el grupo de Campmany en aquella época estaba también Teresa Rioné, una fabulosa velocista.
"Trabajábamos con mucha ilusión, con muchas ganas, y salieron grandes deportistas de aquello", dice el veterano Campmany, que entrenó a Gual durante cinco años, de 1977 a 1982, en las instalaciones del Club Esportiu Universitari, una importante entidad de atletismo en aquella época. Su pista de tartán fue la segunda en inaugurarse en España, en 1968; la primera fue la del madrileño estadio de Vallehermoso. Y Gual iba cada día a entrenarse. Un velocista con una buena carrera de fondo, acostumbrado al esfuerzo.
"En aquel entonces el metro no llegaba a la zona universitaria, en la avenida Diagonal, así que llegábamos hasta la estación de María Cristina y caminábamos media hora hasta llegar al club", recuerda un compañero de la época. Allí mismo, en María Cristina, está la sede central de CaixaBank, el destino de Gual.
"Recuerdo cuando llegó y cómo fue progresando. Hicimos una vez una visita al Consulado de EEUU para que le dieran el visado, se iba a estudiar a California. Y después entró en La Caixa y supimos que triunfaría". Así fue, tras licenciarse en Barcelona, el nuevo presidente de Caixabank se fue a Berkeley, donde se doctoró en Economía por la Universidad de California y donde fue profesor invitado en el año 2000.
Entre los varios logros que se cuentan en su carrera (profesional) hay una beca Fullbright, el cargo de vicepresidente de la Fundación de Estudios Financieros, el de miembro de la junta directiva del Círculo de Economía, y del claustro de profesores del IESE, una de las mejores escuelas de negocios del mundo, liderada por el Opus Dei.
Poco se sabe de su vida privada y nadie quiere hablar del asunto. Ni en IESE, donde celebran su nuevo cargo, ni en La Caixa. "Él prefiere no hablar de su intimidad así que nadie quiere contar nada", advierten desde su círculo, "tiene amigos muy fieles, es un tipo carismático, muy querido, y nadie quiere traicionarle".
Sí sabemos, al menos, que algunos grupos de whatsapp de corredores veteranos ardían estos días entre la sorpresa y la alegría al saber que aquel leridano divertido y tenaz había llegado a la cima de su carrera. "Cuando empezó a triunfar todos nos alegramos, imagínate ahora", dice uno de sus ex compañeros de tartán.