Era, como en todas la bodas, el secreto mejor guardado. Y al final se ha desvelado. La revista Lecturas muestra hoy el traje de novia de Makoke (47 años), que ha dejado boquiabiertos a más de uno. Al contrario de lo que muchos imaginaban, la ya mujer de Kiko Matamoros (59) eligió para el día de su enlace un estilismo demasiado clásico para lo que nos tiene acostumbrados. El diseño de la firma Pronovias ha sido muy criticado precisamente por no ir nada con ella. Se trata de un vestido largo entallado, pero sin marcar, con cuello barco, media manga con transparencias y encaje florales. El color, blanco nuclear, y su pelo en un semirecogido con una mantilla.
Su hijo Javier Tudela (22), anunció unos días antes de la boda que su madre iba a sorprender con su traje. Y así ha sido porque el atuendo es demasiado sencillo y sin muchas pretensiones. "Kiko no me imagina con este vestido, es muy clásico y elegante, estas semanas he jugado con él, le enseñaba vestidos súper escotados y le decía que me encantaban", comenta la ex azafata en la exclusiva que ha concedido.
El novio, por su parte, se decantó por un esmoquin de color negro con chaleco, camisa blanca y pajarita, desterrando la tradicional corbata nupcial. Éste es el mismo modelito que lució el hijo de Makoke, quien fue el encargado de llevar a su madre hasta el altar.
Kiko Matamoros y Makoke se dieron el 'sí, quiero' en el Castillo de Viñuelas el pasado viernes 16 de septiembre. Allí estuvieron acompañados por todos sus amigos y familiares. Entre los invitados que acudieron al enlace se pudo ver a María Teresa (75) y Terelu Campos (51), Juan Peña con su mujer, Luján Arqgüelles (39), Tamara Gorro (29), Mónica Hoyos (39) o Ivonne Reyes (48), entre otros. También hubo ausencias como Laura (22)y Diego Matamoros (30) que no asistieron al enlace de su padre, por la mala relación que les une con su madrasta.
El menú estuvo compuesto por una crema de puerro y trufa, una ensalada de bogavante un sorbete de mandarina, un solomillo a la broche y la tarta nupcial. El banquete se dispuso en 21 mesas redondas, bautizadas con los nombres de los artistas que más admiran los contrayentes. Las Mellis fueron las encargadas de animar la velada con una actuación en directo que duró más de una hora.