Cuando Pablo Iglesias (38 años) comenzó a convertirse en un rostro habitual de la televisión, hace cuatro años, a muchos les llamó la atención su aspecto desgarbado, su enjuta figura y, por supuesto, su característica coleta. En su breve pero intenso camino hasta convertirse en el líder de Podemos se ha dejado uno de estos rasgos.
Este martes, el aspecto de Iglesias ha llamado especialmente la atención de los que seguían con interés la quinta ronda de consultas del rey Felipe VI (48).
Desde hace varias semanas, concretamente desde el verano, el que fuera profesor de Ciencias Políticas presenta un físico más saludable: cara más redondeada, curvas más pronunciadas y brazos algo más robustos.
En definitiva, Iglesias luce un aspecto que da muestra del cambio de vida que ha experimentado en los últimos meses. No en vano es, según la última declaración de bienes y rentas que presentaron los diputados tras la vuelta de vacaciones, el líder político que más dinero se embolsó en 2015 y el que más liquidez tiene en el banco. A ello se suma la vivienda que declaró que posee en Ávila y su inseparable motocicleta, en la que se desplaza a todas partes.
Sin embargo, si hay algo que el político no ha modificado un ápice es su vestimenta. Amigo de los pantalones vaqueros y las camiasa (que en ocasiones combina con un jersey), Iglesias sigue fiel al estilo que siempre le ha caracterizado, incluso en los actos institucionales en los que ha de coincidir con el rey.
El encuentro de Pablo Iglesias con Felipe VI
Precisamente este martes le tocaba el turno a Iglesias en la quinta ronda de consultas del rey Felipe para formar, al fin, gobierno. Para la ocasión, Iglesias ha recurrido a su look habitual. Felipe VI ha hecho lo propio, en su caso mucho más solemne y protocolario que su partenaire.
Tanto es así que, para el experto en discurso y oratoria política Fran Carrillo, el principal rasgo que hace destacar al monarca como personaje político es, precisamente, la evolución que ha experimentado en su imagen y en su comunicación.
"Los gestos del rey siempre se han basado en las tres C: cordialidad, calidez y cercanía y en los encuentros con los líderes políticos es algo que siempre ha transmitido. Incluso en la segunda ronda de contactos, que fue la más tensa por la situación política que se vivía, su actitud era más rígida y seria que de costumbre, ejerciendo de puente de lo que ocurría en la calle", desvela en conversación con EL ESPAÑOL.
"La nueva política tiene más que ver con la adaptación al contexto y la importancia del mensaje y eso es algo que el rey sabe hacer a la perfección. Su discurso es el más contundente y claro y ha conseguido modernizar sus gestos y hacerlos verosímiles,".
En definitiva, Felipe VI ha interiorizado esa función de servir a España y lo ha hecho respetando siempre los códigos de vestimenta y el protocolo. "No en vano ha logrado dar la vuelta a la percepción general sobre la monarquía en sólo dos años", concluye carrillo.