La actriz lleva ya más de 60 años en el mundo de la interpretación. Seis décadas que han quedado plasmadas en el cine, la televisión y los escenarios y que a sus 81 años carga a sus espaldas sin problema, ya que "su salud y su falta de achaques se lo permiten".
Lola Herrera nunca ha querido ni querrá parar de actuar. Y si encima le sirve como pretexto para reivindicar algo en la sociedad, aún mejor. Ya lo hizo durante más de 35 años en su papel de Carmen Sotillo en Cinco horas con Mario en la que criticaba la banalidad de los poderosos frente al altruismo de los más humildes. Pero en la nueva obra en la que está inmersa, La velocidad del otoño, alza la voz sobre un tema que le toca más de cerca.
Bajo la dirección de Magüi Mira (72 años) trata la actualidad de "un sector humano que se ha convertido en una carga para Hacienda y para los jóvenes: los ancianos, o sea, nosotras". Y es que tanto la directora como la actriz se echan las manos a la cabeza cuando escuchan a los políticos decir que con 65 años ya se tienen que jubilar, "me encanta ser vieja, es a la sociedad a la que no le gustan los viejos", sentencia la intérprete vallisoletana.
A su veterana edad Lola sigue con las mismas ganas de vivir la vida que cuando empezó su carrera en la década de los 50. Precisamente en aquella época las faldas de tubo estaban muy de moda y ella, como mujer coqueta que era y sigue siendo, "me las ponía siempre que podía porque marcaban mis curvas". Sin embargo, con el paso del tiempo y la transformación de su cuerpo, "ahora prefiero vestir ropas anchas, que como decía mi madre son 'tapafaltas', que ya se van notando los años". Y es que prefiere pecar de recatada que de excesiva, pues se niega a presentarse como "algunas que van a los photocall" que según ella son "una feria de vanidades".
Pero Lola sigue fiel a los colores llamativos que alegren su día a día y la llenen de la vitalidad que está demostrando después de toda una trayectoria pública a la que no ve aún el final. Su presente - ese que tanto le gusta vivir sin pensar en lo que vendrá - está en el Teatro Bellas Artes interpretando a una madre que se atrinchera en su casa con cócteles molotov para evitar que sus hijos la lleven a una residencia.
¿En qué se parece su personaje en la obra a usted?
En que soy una mujer que no me rindo, que defiendo mi libertad, que soy capaz de cualquier cosa si alguien intenta encerrarme en una residencia. Es una mujer valiente de 81, como yo, a la que la edad no le ha vencido y me identifico con eso.
En la obra existe un enfrentamiento entre madre e hijos por cómo debe pasar la mujer sus últimos años de vida, eso en su caso sería impensable porque sus hijos la entienden perfectamente ya que también se dedican al mundo artístico...
De momento no hemos tenido problemas con eso, no han intentado meterme en ninguna residencia aún (risas). Yo tengo mi independencia total como madre y ellos también, yo he respetado muy mucho su espacio en sus vidas, y ellos conmigo igual.
Reivindicación de una 'nueva juventud', lo vemos diariamente en la televisión, como la relación sentimental de María Teresa Campos y Bigote Arrocet en plena madurez...
No es juventud, es seguir viviendo. Morirte en un rincón o seguir viva. Y es que la gente se cree que cuando llega la jubilación la gente se muere, y eso es lo que les gustaría, porque les ahorraríamos al Estado una barbaridad y estarían contentos, porque dejaríamos de ser una carga para Hacienda. ¿Qué harían en el telediario si no existiera la gente mayor?
La vida amorosa de Lola Herrera tiene un nombre: Daniel Dicenta. Tuvieron dos hijos, Natalia y Daniel, y mantuvieron un turbulento matrimonio que duró desde 1960 a 1967. En éste último año, concretamente el Día de Reyes, el hombre abandonó a su familia, cuando el pequeño tenía solo 14 meses. Dicenta falleció en septiembre de 2014, tras haber llevado una vida llena de problemas con el alcohol y con un carácter difícil de manejar que hicieron que poco a poco fuese trabajando menos y acabaran con su relación con la actriz. Ella escribió un libro en el que dedicó varios capítulos a resarcirse del tormentoso matrimonio y aún queda para el recuerdo la frase lapidaria en la que le reprochaba a su ex marido no haber tenido nunca un orgasmo.
¿Cuál es el truco para tener esa vitalidad que irradia?
No es ninguna ciencia, si tienes unos buenos genes y tienes salud y puedes ponerle ilusión a la vida y ganas de batallar, ya está. Cuidarte a ti misma, tu cuerpo, comprometerte contigo y no maltratarte, porque si no no llegas a vieja, te lo digo.
¿Qué sueño le queda por cumplir después de haber hecho tantas cosas y logrado tanto?
Todo, me queda aún mucho por cumplir. La vida es un santiamén, se pasa volando. Pero ahora prefiero poner el foco en el presente, disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, gozar y dejar de lado los planes a largo plazo.
La actriz solo le pide salud al nuevo año. No quiere pedirle suerte porque sigue haciendo lo que le apasiona y ni siquiera la necesita para que le toque el Gordo de la Lotería de Navidad porque ya le tocó hace unos años: "nos tocó a todos los que trabajábamos en el Teatro Reina Victoria, y para mí fueron tres millones de pesetas (18 mil euros)". Al parecer, todo lo que toca lo convierte en oro, y es que los años dorados de la actriz no tienen fin, porque, como dice ella misma, "hay Lola para rato".