Irene Caruncho (21 años) se ha convertido en una estrella de la noche a la mañana. La flamante ganadora de La Voz dejó sus clases en la universidad, se quitó el delantal de pastelera de la cafetería de su padre y se presentó a la gran aventura del concurso musical por segundo año consecutivo.
La joven ya se presentó a los castings de la edición pasada y logró llegar a las audiciones a ciegas, pero no pudo subir al escenario a mostrar su talento porque ya estaban todos los equipos formados. Sin embargo, este año llegó su oportunidad y consiguió, además, llevarse el triunfo de la mano de Malú, su coach.
En la gala final del pasado miércoles estuvo apoyada por su familia, su novio Gabriel y sus noniters, que es como llama a sus fans. También le acompañaron la amigdalitis y la fiebre, molestias que a día de hoy sigue teniendo, según ha comprobado EL ESPAÑOL en la entrevista que ha mantenido con ella este martes.
No obstante, las enfermedades no han impedido que Irene cumpla el sueño que tenía desde pequeña cuando iba a clases de canto, piano y clarinete: vivir de la música. Está a pocos días de meterse en el estudio de grabación de Universal Music donde se fraguará su primer disco y dará el pistoletazo de salida a su gira, en la que no faltará su novio como guitarrista oficial de la banda que tocará junto a ella.
¿Qué te encuentras después de ganar La Voz?
Muy bien, con mucha felicidad y muy contenta todavía.
¿Cómo lo has celebrado?
No hice nada especial, llegué a casa con mi familia y pudo pasar un poquito más de tiempo con ellos, para mí eso ya es celebrarlo, porque desde julio llevo a tope inmersa en La Voz.
¿Cómo llevas la fama y que la gente te reconozca?
La verdad es que es bastante sorprendente ir por la calle y que la gente te vaya mirando y pidiendo fotos y tal, pero supongo que es algo a pagar también después de todo.
¿Y qué tal están siendo las navidades?
Por ahora muy bien, están siendo muy felices. La cosa es que aún sigo enferma desde el día de la última gala, pero voy mejorando. Estoy con una ronquera tremenda, así que no he cantado muchos villancicos estos días.
¿En qué se diferencian estas navidades de las de antes de pisar La Voz?
Pues la primera diferencia es que estamos todos bastante más unidos. Y ya no solo en la familia, sino el pueblo entero, que se ha unido por esta causa y realmente ver eso es precioso. No sé cuánto tiempo durará, pero por ahora hay que disfrutarlo.
Entonces, ¿te han recibido de manera especial en Ferrol?
Sí, sí. Me estuvieron esperando el otro día reunidos en el Auditorio Municipal del pueblo y me dieron un ramo de flores y me dijeron que dijera unas palabras. Eso me dejó en shock, y fue una escena preciosa.
¿Cómo se presentan los siguientes días?
Pues pasaré en casa el Fin de Año y en nada empezaré a trabajar con Universal en mi primer disco.
¿Vas a asentarte en Madrid para estar cerca de los estudios de grabación?
Yo no me quiero mudar a Madrid, porque soy bastante joven aún y las cosas tendrían que dar un giro inesperado para que yo me vaya a vivir a Madrid, que es un lugar sin mar además, que a mí eso no me gusta. Así que en principio iré y volveré, pero es que nunca se sabe lo que puede pasar.
¿Has pasado por Café Cacao, la cafetería familiar donde solías trabajar?
Por supuesto, es de mi padre, así que claro que he pasado por allí.
¿Pero para meterte en la cocina?
No, pero no tendría problema ninguno, eh. Lo he hecho durante mucho tiempo para ayudarles y sacar algo de dinero.
¿Hacías muchos pasteles allí?
Unos cuantos, estaba para lo que hiciera falta. Si mi padre necesitaba que metiese las manos en la masa, lo hacía, y si no, me ponía a atender a la gente en el mostrador.
¿Cómo era tu día a día antes del programa?
Pues como el de cualquier chica estudiante de mi edad que trabaja y ayuda a sus padres. Iba a una universidad de lunes a viernes para estudiar Turismo, a una ciudad cerquita de mi pueblo, y los fines de semana me pasaba por la cafetería a echar una mano.
¿Y ahora?
Mi vida ha cambiado muchísimo, yo seguiría haciendo las mismas cosas que antes, pero no puedo. Si pudiera seguir estudiando, lo haría, lo que pasa es que el disco me va a quitar mucho tiempo y me resultará imposible, pero el día de mañana me gustaría acabar de estudiar.
¿Y por qué escogiste Turismo como carrera universitaria?
Porque me parece muy bonito e interesante, y creo que tiene salidas. Siempre me ha gustado eso de ser guía turística y viajar, que me encanta.
Tu novio, Gabriel, te acompañaba a la guitarra en los locales donde hacías bolos antes de ser conocida, ¿te lo llevarás de gira y le intentarás meter contigo en tu nuevo proyecto musical?
Por supuesto, además estamos preparándonos todos porque obviamente se requieren músicos profesionales, pero yo ya le dije "ponte las pilas porque te vienes conmigo" (risas).
¿Lleváis mucho tiempo juntos?
Sí...digamos que 'indefinido', está en mi futuro y ya está.
Te comparan con la cantante Adele, ¿te gusta?
Me encanta, me parece muy bien. Es una chica talentosa, canta de maravilla, es guapísima...yo no me voy a quejar de que me comparen con alguien que es tan buena.
¿Lo que más te ha marcado en este año ha sido La Voz o hay algo más?
Sí, sí, ha sido La Voz, lo que más, porque date cuenta que ocupa todo tu año, no puedes pensar en otra cosa, es que este año lo viví sin pensar siquiera en el tiempo. Me preguntaron en la gala final del programa que con quién iba a pasar Nochebuena y yo contesté que aún quedaba mucho y cuando me dijeron que era ya la semana siguiente no me lo creía. Mi cabeza seguía en julio, cuando empezó todo.
¿Qué le pides al 2017?
Pues que me vaya la mitad de bien que el 2016 y que la vida siga así, no hace falta mejor ni peor. Si viene mejor, bien, pero que siga así, en esta línea.