Daniela Bustamante (8 años) tiene los ojos en forma de avellana como su madre Paula Echevarría (39) y los hijos de Pilar Rubio (38) cada vez guardan más parecidos entre ellos. En la portada de esta noticia hemos pixelado sus rostros, pero en los Instagram de los citados famosos podemos ver la imagen completa de los menores. Con la entrada del nuevo año hemos conocido el rostro de varios hijos de celebrities que hasta el momento permanecían ocultos. Es el caso de la primogénita de David Bustamante (34) o de Lucas, el segundo hijo de Sara Carbonero (32) e Iker Casillas (35), que se han sumado a la lista de orgullosos padres como Shakira (39) y Kiko Rivera (32) que no dudan en colgar en sus redes sociales fotografías de los más pequeños de sus casas sin pensar en las consecuencias.
Y es que el asunto de la imagen de los menores en la escena pública está lleno de polémica. Más aún cuando entra en juego un tema tan novedoso como el empleo de las redes sociales, un escenario que aún no está claramente recogido en la legislación vigente. Por este motivo, los padres famosos y los medios de comunicación mantienen muchas veces una guerra por saber dónde está la obligación o el error de cada uno a la hora de tratar la fotografía de un menor.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con las partes más implicadas. Por un lado, Teresa Bueyes, abogada de Alba Carrillo (30), quien siempre oculta a su hijo en las redes sociales, se posiciona en contra de quienes exponen a los menores de forma pública y contra los medios que utilizan las imágenes de menores cogidas de plataformas como Instagram: "las redes sociales no son medios de comunicación, se les aplica más el uso social que una norma en sí y entonces el hecho de que un padre muestre a su hijo en redes sociales no significa que con ello esté autorizando de forma expresa ni tácita a que esas imágenes se puedan reproducir en otros medios".
Por su parte, Karen Parra, abogada y amiga de Pilar Rubio (38), quien sí ha subido fotografías mostrando totalmente la cara de sus hijos, se ciñe al vacío legal y alega que si los padres han hecho pública ya esa fotografía no existe obligación real de pixelarla, "¿por qué han tapado al niño si ya lo han sacado sus padres en sus redes? Yo creo que no habrá ni jurisprudencia en torno a ese tema, entonces como abogada te diría, ¿quién me paga? entonces a ese es al que defiendo. Siempre hay argumentos para defender ambas cosas, así que habría que mirar si ya existen casos, pero para ello tendrían que haber llegado al Tribunal Supremo, y en algo tan novedoso como las redes sociales, lo veo difícil".
Por lo tanto, como vemos, según quién defienda a quién, el argumento será diferente. Pero en lo que ambas coinciden es en que por encima de todo está siempre la protección al menor. Bueyes explica que la infancia es "el interés de mayor protección por la Ley y por el artículo 39.4 de la Constitución Española, porque es su derecho poder desarrollarse como una persona que está creciendo y por eso ha de ser protegida por todos, no solo es una cuestión de los padres". Y Parra atribuye el objetivo principal de toda decisión en ese sentido a toda la que vaya "a favor del menor, siempre que haya duda se actuará pensando en sus derechos".
"Hay que protegerles porque aunque los padres hayan elegido ser personajes públicos, el menor no lo es", insiste la letrada de Alba Carrillo, "un medio de comunicación nunca puede decir, 'como lo has sacado tú, lo saco yo ahora' eso no lo pueden hacer, siempre hay que pixelarlo, porque en este caso el derecho a la imagen pertenece a su derecho a la intimidad". Algo que corrobora la abogada de Pilar Rubio, "aunque un padre suba una foto de su hijo no da derecho a que todo el mundo la pueda utilizar. Porque el padre lo ha hecho de una determinada forma, por su voluntad de acuerdo a unos parámetros que el padre decide, y eso no da pie a que otros puedan fotografiar al niño en otras circunstancias libremente".
Sin embargo, los propios padres al colgar una imagen de sus hijos en redes como Instagram están poniendo en jaque la ilegalidad. Precisamente de ese asunto se queja un paparazzi consultado por este medio porque "si yo saco a un menor es un delito, pero cuando los padres lo sobreexponen en redes sociales, no pasa nada. Creo que la ley debería actuar igual". Teresa Bueyes habla de ese aspecto, "ese es el vacío legal que existe ahora mismo en cuanto a los contenidos de Internet. Pero la divulgación que unos padres pretendan dar en una red social no tiene nada que ver con el objetivo que busca un medio de comunicación. En estos últimos todo va acompañado de críticas, comentarios, valoraciones etc, es diferente".
Precisamente, su clienta está a la orden del día en el asunto ya que es testigo de cómo su hijo es perseguido constantemente por las cámaras, "justo ayer tuve una polémica por el acoso al que están sometiendo los medios las 24 horas del día en la puerta del domicilio de Alba Carrillo y le siguen en su rutina incluso cuando va al hospital con el niño. Por mucho que los medios entiendan que los primeros que exponen a los hijos son los famosos, la protección del menor va más allá de lo que pudieran considerar los propios padres, es por eso que la labor de los paparazzi en ese sentido se puede considerar acoso e intromisión al derecho a la intimidad del menor".
Por eso, Parra se decide por la opción más aconsejable: "lo mejor es no hacer una guerra y pedir permiso a los padres". Aunque Bueyes tampoco cree que ésta sea una regla a seguir a rajatabla porque tiene excepciones, "si hay autorización expresa por parte de los padres, se puede emplear siempre y cuando no perjudique al niño, porque si un fiscal ve esa foto en un medio y cree que se le está perjudicando, intervendría y por encima de los padres estaría lo que considerase el Ministerio Fiscal, hay que analizar cada situación y qué tipo de fotografías son, dónde están tomadas, etc...".
Bueyes es rotunda: "yo creo que a los niños no hay que sacarlos nunca en los medios de comunicación, ellos no pueden elegir, los padres han elegido su propia vida, pero a los menores les tocará elegir cuando crezcan". Y es que la sobreexposición de datos e imágenes del menor deja desprotegido al niño "porque nunca sabemos eso a qué va a conllevar, en qué manos va a acabar esa foto, porque la gente no siempre es benévola, hay muchas mafias", sentencia la letrada de Carrillo.