Barba, melenita, camisa y jersey sin corbata, dicción impecable, sonrisa elegante y maneras educadas. Esta fue la carta de presentación de Oleguer Pujol Ferrusola (45) al público en general. Fue en 2014, en su comparecencia ante el Parlament de Catalunya, cuando el menor de los siete hijos de Jordi Pujol y Marta Ferrusola declaró ante sus señorías y dejó boquiabierto al público. ¿Pujol tiene un hijo hipster y nadie se había enterado?
Eso se decía, medio en broma (el Caso Pujol se le ha ido tanto de las manos a la clase política catalana que a muchos ya sólo les queda reír), sobe Oleguer. Hipster. Y nada más lejos de la realidad: Oleguer Pujol es una empresario hambriento que se esconde tras su imagen cool. El pequeño, el mimado de Marta, ha sido siempre el más avispado para los negocios.
Estudió en Esade (1990-1995) y después en la Thunderbird School of Management (1994-1995), en Arizona, Texas, donde terminó sus estudios para instalarse inmediatamente después en Londres. Sí, en la City, claro (en el departamento de fusiones y adquisiciones de Morgan Stanley). Y allí emprendió un vuelo empresarial que ha terminado con sus huesos en la Audiencia Nacional.
Su entramado empresarial es muy complejo, tal y como detalla el periodista Antonio Fernández en su libro Pujol&Puig (La Esfera de los Libros, 2015). "En realidad siempre fue el más activo, pero supo moverse en la sombra", narra Fernández, quien dedica varias páginas a desglosar los negocios del benjamín. Sociedades opacas, paraísos fiscales, comisiones, decenas de millones de euros, amnistía fiscal…
En 2001 fundó Drago Capital en compañía de otro joven empresario a quien conoció en la capital británica. Se trata de Luis Iglesias, yerno de Eduardo Zaplana. Esta compañía, de la que Iglesias se desvinculó, es la nave nodriza de todas las empresas de Oleguer Pujol.
El benjamín de los Pujol es además propietario y arrendador del edificio en el que tiene su sede Prisa, empresa a la que dio una entrevista en 2015 para desquitarse. "La persecución de mis apellidos es clara", declaró a El País. "Se cuestiona mi actividad profesional por este motivo. Y la persecución está relacionada con el proceso político de Cataluña".
Como su madre, como su padre, como sus hermanos, Oleguer Pujol identifica a su familia con Cataluña. Ha enarbolado siempre la bandera catalana en su defensa y su activismo político llegó a nacer antes que su deseo de triunfar en el mundo de los negocios. Ya con 17 protagonizó un sonado boicot al rey Juan Carlos I. Fue en 1989, durante la inauguración del Estadio Olímpico de Montjuïc cuando Oleguer lideró la pitada al monarca.
Con todo, la imagen de Oleguer ha sido siempre muy cuidada. Incluso ese descuido mostrado en el Parlament está medido a la perfección. Como el de su mujer, Sonia Soms, una niña bien de Terrassa, criada en los Escolapios de la ciudad, interiorista, moderna y de imagen hipster. También, sí, pero al volante de un Porsche.
La pareja se conoció por amigos comunes y se casaron en Formentera, cumpliendo así otro clásico. Fue en 2007 en la iglesia de Francisco Javier, en el centro de la isla. En las imágenes de aquel día se puede ver a un Jordi Pujol henchido de orgullo y a una Marta Ferrusola arreglada como si fuera a misa de domingo.
La imagen del matrimonio, que tiene dos hijos menores, ha sido muy alternativa. Soms decidió montar su propio negocio después de tener cargos en varias empresas del sector. Lo cuenta en su página de facebook, en la que tiene a su marido como amigo. Sorprende que personajes imputados en casos de corrupción tan mediáticos mantengan sus redes sociales actualizadas. Oleguer tiene además de su Facebook, una cuenta en Linkedin.
Tal como informa Soms en las redes, ahora interiorista freelance y su estilo es muy aplaudido entre los entendidos. En 2006, un año antes de casarse y entroncarse con los Pujol, la entrevistaron en la revista Woman por su trabajo.
Así rezaba el artículo: "Tras estudiar Bellas Artes en Nueva York, volvió a Barcelona para instalar su showroom, donde hoy desarrolla una carrera profesional con influencias del op art y el pop: ‘Con lo retro me siento a gusto –comenta–. Un diseño capaz de adaptarse a los usos y las modas de diferentes épocas es doblemente bueno’. Uno de los primeros interiores que recuerda es la casa de sus abuelos, diseñada por Rafael Marquina: ‘Me encanta el tratamiento de las maderas, los espacios de doble altura… Todo eso está en el origen de mi mundo creativo’. Su showroom, donde recibe a horas convenidas, es un espacio inundado de luz. Entre el mobiliario destacan las sillas, su debilidad, y las mesas sin aristas. ‘Me ha costado que lo entiendan, pero prefiero los cantos redondeados, me resulta mucho más armónico’”.
Ha sido ella la encargada de decorar la casa de la pareja en una de las zonas más caras y buscadas de Barcelona. Una pequeña mansión de varias plantas cerca de la avenida Tibidabo donde la policía pasó horas escudriñando hace ya tres años. La misma a la que ha vuelto el benjamín de los Pujol Ferrusola tras librarse de ingresar en prisión. Veremos cuánto tiempo le queda para disfrutarla.
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