Este lunes fallecía Bimba Bosé en el hospital Ramón y Cajal de Madrid tras luchar durante dos años contra un cáncer de mama. Seis días antes, el martes 17, la modelo ingresaba en el centro hospitalario en la planta 10 donde se sitúa el servicio de oncología. Allí estuvo bajo la supervisión de la doctora Sonsoles Sánchez, responsable de oncología radioterapia, y el doctor Alfredo Carrato, jefe de la unidad de oncología médica. Ella ya había pedido que se suspendiera el tratamiento y pasar así a cuidados paliativos. Seis días en los que su novio, Charlie Centa (24 años), y sus hijas, Dora (13) y June (5), han estado con ella en todo momento. De hecho, este domingo por la tarde se pudo ver a Charlie y las dos niñas por las calles del madrileño barrio de Salamanca.
Han sido días dificilísimos. Sabía que era el final. Pero como siempre ha deseado, ha sido sin dramatismos. Bimba "era optimista por naturaleza. Ella sabía que lo suyo no tenía cura y que era cuestión de tiempo, pero lo afrontaba con un optimismo brutal. Nunca hubo un gesto ni un comentario de desolación o pena, todo lo contrario", indica a EL ESPAÑOL una persona que compartió con ella su última aparición pública. Fue en octubre de 2016, en la presentación de la campaña de Ausonia contra el cáncer de mama junto con Marta Sánchez (50) y Terelu (51). Desde entonces, desapareció de la escena mediática.
Estos seis días le han servido también para despedirse de sus familiares y algunos amigos. Ella decidió instalarse en su casa de Sotogrande (Cádiz) en busca de tranquilidad con sus dos hijas y su pareja, por lo que el contacto físico con sus más allegados no fue tan cotidiano como cuando vivía en Madrid.
Sin embargo, era en la capital donde tenía los médicos. Así, cada vez que le tocaba una revisión, tratamiento o alguna prueba médica, cogía lo necesario y viajaba hasta Madrid. "También aprovechaba para ver a algún amigo, aunque no siempre se enteraban de su paso por la capital".
Sotogrande supuso su retiro familiar, el lugar donde tenía la paz que necesitaba junto a sus hijas y su novio, alejada del jaleo de Madrid y los objetivos de los fotógrafos. "Ella allí era feliz y llevaba la vida que le apetecía llevar en estos momentos. Pasear tranquilamente junto a Charlie, Dora (13 años) y June (5) sin sentirse vigilada por la prensa".
Su hija Dora, su heredera musical
Por allí han pasado sus amigos, su pareja y sus hijas. Dora, la mayor, compartía horas después del fallecimiento de la artista unas tiernas palabras en sus redes sociales para agradecer el apoyo recibido y asegurar que no era un día triste: "Muchísimas gracias a todos los que me apoyáis y que sepáis que hoy NO es un día de tristeza, porque a mi madre es lo que menos le gustaba: la tristeza. Hoy es un día para estar contentos por todos esos momentos que hemos vividos y disfrutado con ella". La joven mostraba así una madurez tal vez impropia de su edad y dejando claro que ha heredado el positivismo y ganas de vivir de su madre.
Pero no es lo único que Dora tiene en común con Bimba. También ha heredado su pasión por la música. Con una voz celestial, la joven comparte en Instagram y en un canal propio de Youtube vídeos en los que se pueden apreciar sus dotes para el canto. En alguno comparte cámara con la propia Bimba. Sin duda es uno de los mejores legados que le ha dejado a su hija.
Su novio, su "ángel de la guarda"
Charlie, su pareja, también ha estado con ella en todo momento. De hecho, este domingo por la tarde se le pudo ver junto a las dos hijas de Bimba por el madrileño barrio de Salamanca. Su "ángel de la guarda", como le gustaba llamarle, no se ha separado de su lado. Era en él en quien se apoyaba cuando las fuerzas le flaqueaban.
Bimba y este joven inglés de 24 años (17 años menos que ella) se conocieron en 2013 y desde que la diagnosticaron el cáncer se convirtió en su gran apoyo. De hecho, según cuentan a EL ESPAÑOL, ha sido el propio Charlie quien se ha encargado de todo el papeleo y de realizar los trámites necesarios tras el fallecimiento de Bimba.