Nada más llegar a la entrevista que su marido Bertín Osborne le realizaba anoche a Javier Sardá y Boris Izaguirre en Mi casa es la tuya, Fabiola Martínez empezó a jugar con el presentador catalán a que adivinara de qué se conocían. “A lo mejor me conoces mejor por detrás”, le insinuó la modelo ante la cara de estupefacción del otrora presentador de Crónicas Marcianas.
La revelación no llegaría, sin embargo, hasta una hora después. “Él no se acuerda de que nos conocemos”, comenzó contando Martínez para después mostrar un anuncio de televisión protagonizado por Sardá y su personaje el señor Casamayor en el que le miraban el culo a una camarera, que resultaba ser la modelo. “¡Cómo te va a reconocer si solo se te ve el culo!”, le espetó Osborne. “Lo cierto es que me miró más Casamayor”, bromeó Martínez.
Sin embargo, este alegre momento se transformó en bronca cuando ya sentados a la mesa, empezaron a hablar de política. Entonces Sardá y Martínez se enzarzaron en una discusión sobre Venezuela y Podemos. “Yo prefiero en España a Podemos a LePen. Ante una extrema derecha antieuropea, racista, proteccionista….”, dijo el catalán. “Podemos es teoría vacía”, comentó la venezolana. “Me parecen igual de malos unos que otros”, opinó Osborne.
Un tenso momento que rompió Izaguirre con ironía. “De Podemos tenemos que rescatar a Iñigo Errejón, que cada día me parece más mono. Se viste divino con ese puntito hipster. No sé cómo no le han llamado para ser modelo porque es espectacular.
Algo tenso fue también el momento en el que Sardá metió en un aprieto a Boris. Recordando su etapa en Crónicas Marcianas, el catalán contó cómo el escritor llegaba todos los días a la redacción del programa diciendo que no les podía contar algo que le había pasado la noche anterior.
“Al final la noticia era que un hombre heterosexual había caído”, confesó Sardá ante los gritos de Izaguirre. “¡Rubén apaga la televisión!”, dijo el venezolano. “Si por entonces no existía Rubén”, aclaró Sardá después de haber metido la pata. “Siempre ha habido Rubén. Pero era un investigación sana por la salud del país”, explicó Izaguirre.
No fue la única anécdota de la noche sobre el mítico programa de Telecinco. El escritor y el presentador recordaron cómo se conocieron. “Yo trabajaba en su productora. Y un día de repente veo su coche y me dice que si quiero me lo enseño. Yo empecé a gritar y saltar y de repente me dijo que tenía que hacer para trabajar con él”.
Izaguirre también contó cómo surgió el que tomara por costumbre desnudarse en directo. “Concha Velasco estaba haciendo una obra de teatro con Antonio Gala en la que un joven la recibía saliendo de la ducha desnudo. Yo propuse recibirla como en la obra de teatro. Javier me dijo que no me atrevía”.
Sin embargo, a pesar de estos espectáculos, la ocasión que más vergüenza tuvo no fue precisamente bajándose los pantalones. El día que vino Carmina Ordoñez estuve como un mero espectador. Javier me pasa un post it y me dice: ¿hoy también piensas cobrar? Y entonces le hice una pregunta que le molestó muchísimo”.
No obstante, a pesar de la nostalgia y de las grandes audiencias que tuvo Crónicas Marcianas, Sardá confesó que “no volvería hacerlo. Un programa diario, no”. “Se acabó porque yo decido que se acaba. No estamos educados para esto, para un restaurante que funciona a tope, lo cierre. Y yo lo hice”.
“Crónicas terminó cuando murió Mainat, que era el alma mater del programa y amigo personal de Javier. El verano anterior nos dijo que sería el último año”, dijo por su parte Jorge Salvador, actual productor de El Hormiguero y por entonces director de Crónicas Marcianas.