Bárbara Rey (66 años), que actualmente se mantiene en silencio ante los periodistas, buscó refugio en ellos a finales de la década de los 90 cuando el CESID andaba tras ella. La vedette se alió al comunicador Santiago Arriazu, un hombre de gran reputación en el mundo del periodismo y reconocido director de una agencia de noticias, para que interviniera en su acuerdo económico con la Casa Real para firmar por su silencio. En aquel momento Arriazu estaba casado con Danielle Sánchez, quien fue testigo durante dos años de las conversaciones que Bárbara mantenía con su marido acerca de su relación con el rey emérito.
Anoche, la exmujer del periodista fue la sorpresa del programa Sálvame Deluxe en que ofreció su testimonio de lo que vivió en primera persona en esa época. "Bárbara Rey me explicó que había mantenido una relación con el monarca durante 17 años", indicó al principio de su intervención. Danielle explicó que la actriz "venía a casa casi a diario y vivía obsesionada con que el servicio secreto la tenía controlada. Un día decía que la habían intentado envenenar, otro que la seguían o otro que un matrimonio vecino grababa todas sus conversaciones".
Esas visitas diarias hicieron que se convirtieran en amigas y Bárbara no dudaba en desahogarse con ella. Danielle no perdió la ocasión de anotar todas esas confidencias en un diario que a día de hoy sigue guardando. Y es que entre esas notas existen capítulos tan valiosos como la vez que Bárbara "me preguntó cómo podía conseguir unos pelos del rey para hacer una prueba de ADN y demostrar que su hija Sofía (33) era fruto de la relación con el monarca. Me comentó que había ido al Palacio de la Zarzuela y había mantenido una relación con Juan Carlos, de la que había quedado embarazada. Pero puede que ella me lo contara sólo para darse importancia". Ya la semana pasada, otra amiga de la vedette que habló para las cámaras de Sálvame Deluxe, Hortensia Blázquez, explicó que Bárbara buscaba quedarse embarazada del rey, por lo que este nuevo testimonio de las intenciones de la actriz seguirían esa misma línea.
Sánchez confirmó que Bárbara escondía muchas grabaciones de sus encuentros con el monarca en diferentes sitios por miedo a que se las robaran. "Incluso envió una vez a mi hijo a casa de sus padres, en Totana (Murcia), a recoger las cintas. Las tenía escondidas debajo del sillón en el que se sentaba el abuelo. Decía que tenía cintas escondidas en todas partes, y por eso no podían tocarla".
La exesposa de Arriazu también contó cómo fue el 'intercambio' de las cintas por dinero, que se efectuó en su propia casa, donde la vedette se refugió durante esa difícil época. "Los agentes de CESID habían traído un aparato para borrar las cintas, pero aquello era absurdo, porque Bárbara podía haber hecho más copias. Al final mi marido las sacó a quemar a la barbacoa, mientras sobrevolaba un helicóptero sobre nuestra casa", explica la confidente de Bárbara con todo lujo de detalles.
Tras hacer cenizas las grabaciones, la vedette cogió la bolsa de deporte que le otorgó uno de los agente y se fue a ver el contenido a su habitación. "Estaba llena de billetes mugrientos, sucios como si fuera dinero de la droga. Me llamó y me pidió que le ayudara a contarlos. Yo me negué y me fui a lavar las manos. Había unos 50 millones de pesetas, de los cuales Bárbara entregó el 20% a mi marido por sus gestiones". Así fue como se llevó a cabo el primer pago en metálico que se le hizo a la actriz murciana para que mantuviera sus labios sellados.