"¿Pensáis que no tengo narices de hacerlo?", era lo que gritaba José Fernando (23 años) desde la altura de un primer piso, encaramado a un balcón y con varios vecinos jerezanos siendo testigos de su última locura. El joven llevaba horas tomando copas en un bar y al dar las siete de la mañana, desorientado y recordando con tristeza la orden de alejamiento impuesta por su exnovia Michu, el hijo de Ortega Cano (63) afirmó "sentirse muy solo" y pidió papel y lápiz para escribir una nota a su padre y hermana Gloria Camila (20). Instantes después subía a un balcón desde el que mostraba su intención de tirarse.
Unas fotografías difundidas por la revista ¡Qué me dices! dieron la voz de alarma este lunes sobre este suceso ocurrido horas antes del ingreso en prisión del joven el 16 de febrero. Ante estas duras imágenes, EL ESPAÑOL ha querido ponerse en contacto con el viudo de Rocío Jurado para conocer cómo ha afectado a la familia este nuevo episodio del joven. "Ni siquiera he visto las fotos", asegura el torero. Y es que a pesar de la insistencia de este medio por conocer la postura del matador respecto al rumbo que está tomando la vida de su hijo, Ortega Cano ha preferido mantenerse callado y no dar mayor fuelle a los asuntos del joven: "De los temas de José Fernando no puedo hablar", ha explicado.
Ortega Cano hace tiempo que prefiere no hacer declaraciones sobre las idas y venidas de su hijo mayor. Las continuas recaídas de José Fernando con las drogas y sus altercados con la ley, no son plato de buen gusto para el patriarca de los Ortega Mohedano que ha visto cómo el primogénito ha tomado la mala vida una vez desapareció la figura más importante del clan: Rocío Jurado.
[Lea aquí: José Fernando se sube a un balcón y pide lápiz y papel para dejar una nota a su padre y su hermana]
Ha pasado una década desde que falleciera la cantante y José Fernando no ha parado de recopilar desafortunados y duros capítulos a su vida. A su corta edad, el joven ya conoce lo que es estar ingresado en varias clínicas de desintoxicación para intentar superar su adicción a la drogas - aún sin éxito - y lo que es pasar las noches en calabozos y prisiones.
Su peor momento llegó en 2014, cuando fue condenado a un año y nueve meses de cárcel por un robo con violencia a la salida de un club de alterne en Sevilla. Entonces carecía de antecedentes penales y tras mostrar su arrepentimiento solo tuvo que pagar una indemnización a la víctima, por lo que se libró de pasar un tiempo entre rejas.
Sin embargo, en el suceso de hace unas semanas no le bastó con pedir perdón. El joven se saltó por segunda vez la orden de alejamiento impuesta por su exnovia Michu - la primera fue en enero en Arcos de la Frontera, Cádiz - y protagonizó una gran discusión en el hospital en el que se encontraba ella. La policía se personó en el lugar y José Fernando fue detenido. Tres días después, el joven entró en prisión y allí continúa a día de hoy, y es que el fiscal pide un año de cárcel para él por reincidencia y acumulación de delitos.
Hace solo unos meses el hijo de Ortega Cano estaba recluido en un centro en Salamanca en su último intento por recuperarse antes de que la familia se plantease pedir su incapacitación. Y es que el torero ya consultó en su momento con un abogado esa posibilidad en caso de que su hijo no lograra salir del difícil agujero en el que se encuentra.