Joyas, cuadros, casas... Carmen Cervera, baronesa Thyssen, tiene mucho patrimonio, pero poco líquido, así que necesita vender para poder seguir con su tren de vida. La última pieza de la que pretende desprenderse es el fenomenal Carreras de caballos en un paisaje, de Edgar Degas (1894), un cuadro incluido en la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza que está expuesta en el homónimo museo madrileño.
La intención de vender esta obra forma parte del tira y afloja que la baronesa mantiene desde hace meses con el Gobierno. Ella se siente acosada por Hacienda y asegura que llegó a un acuerdo con el Ejecutivo para poder seguir pagando sus impuestos como no residente en España pese a pasar más de seis meses en el país (sobre el papel vive en Andorra).
Ella misma lo cuenta en una detallada entrevista concedida a Vanity Fair: "Fiscalmente no pido favores, solo que se cumpla lo que ya está firmado [según ella, por Mariano Rajoy cuando era ministro de Cultura]. Deseo que mis cuadros se queden en España siempre que tengan un marco legal que permita su movilidad para poder llevar a cabo exhibiciones por todo el mundo".
Pero Hacienda investiga a la baronesa y a su hijo, Borja, por posible fraude fiscal y eso hace que las relaciones se encuentren en un complicado punto. El Gobierno considera que no puede vender cuadros de la colección perteneciente al Museo Thyssen, mientras ella lo asegura categóricamente. "¿Cómo no me van a permitir vender mis cuadros? ¡Si son míos! Cuando algo es tuyo puedes hacer lo que quieras con eso".
El acuerdo entre el Gobierno y la baronesa expira dentro de dos meses (lo inició su marido, Hans Heinrich Thyssen, en 1999 y el pasado 31 de enero, cuando vencía, lo prorrogaron por tres meses). Y en este tiempo ella maniobra para ejercer cierta presión, aunque desde Cultura nieguen sentirse presionados. El anuncio de la venta de Carreras de caballos en un paisaje sigue esa línea, como ya hizo en 2012 con la venta del óleo La esclusa, de John Constable, por 28 millones de euros. La colección privada completa cuenta con más de 400 cuadros valorados en 700 millones de euros.
Y ni así: las cuentas no salen. Porque además de contar con mucho patrimonio, la baronesa tiene muchos gastos. Cerca de 400.000 euros al mes entre el personal, el mantenimiento de su patrimonio inmobiliario y pictórico, los seguros de sus vehículos, su yate, su salud, abogados así como otra serie de gastos.
Tita Thyssen tiene a su servicio 87 personas a las que mima y con quienes mantiene un trato cordial. Son su chófer, sus abogados, los miembros de seguridad, asistentas, cocineras, el servicio de lavandería, profesores, secretarias, gestores, guardas, jardineros… A todos quiere complacer y son su gasto primordial. Como lo son los 2,4 millones de euros que entrega cada año a Borja, su hijo.
Famosa es por no ser muy gastona, no al menos en cuestiones personales en las que otros invierten mucho dinero. La baronesa no va a la peluquería, no suele comer con grandes lujos y no disfruta invirtiendo sobremanera en sí misma. Con todo, los gastos son muy elevados y suele decir, sin tapujos, que necesita líquido. En 2011 puso en venta su casa de Mallorca por tres millones de euros. Por idéntico motivo vendió La esclusa en 2012, el mismo año en el que se desprendió de Villa Favorita, su fabulosa mansión en Lugano (Suiza), la que había compartido con el barón durante años. También en 2012 puso a la venta parte de sus joyas: "Necesito dinero líquido", admitió entonces.
En 2015, tres años después de recibir 28 millones de euros por la citada pintura, la baronesa volvió a la carga. En esa ocasión puso a la venta un broche que había pertenecido a la reina María Cristina y que el barón Thyssen, su difunto marido, le había regalado. Se vendía a través de una subasta en Christie’s pero nadie pujó por él. La joya, diseñada en el siglo XIX, era de plata y oro con una serie de brillantes, una virguería que el rey Alfonso XII regaló a doña a María Cristina. Los 576.000 euros como precio de salida no atrajeron a comprador alguno.
Para conseguir ese líquido que tanto le preocupa, la baronesa alquila a veces su yate, el Mata Mua, que supone un gasto mensual de unos 39.000 euros. El yate está a nombre Tiamo Marítima SL, empresa dedicada al "alquiler de embarcaciones", propiedad de Cervera hasta que la vendió a Groenning Shiping, una sociedad radicada en las Islas Vírgenes, como contó en su día EL ESPAÑOL. Es a través de sus empresas como la baronesa adquiere y alquila sus yates de recreo. También contaba con un compañía dedicada al alquiler de bienes inmuebles, Imigolf SL.
Si se desprende del Degas, tal y como ha anunciado, todavía tiene más de 400 cuadros por vender. Porque no tiene líquido, como suele recalcar, pero cuenta con joyas, cuadros, casas… Un patrimonio que le permite soñar sin complejos.
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