"Me produces un sentimiento que raya la lástima". Así de contundente comienza la carta de Mila Ximénez (64 años) dirigida a Carmen Borrego (50) que publica la revista Lecturas. La colaboradora de Sálvame arremetió este lunes contra la más joven de las Campos cuando la calificó de mentirosa por negar que filtrara información y hablara a espaldas de Bigote Arrocet (67).
Mila se enfrentó a Belén Rodríguez (51), quien se encontraba en el plató y defendía con capa y espada a su amiga Carmen. Terelu (51) también estaba presente siendo testigo de la discusión, pero no se dignó a entrar en la batalla y solo hacía muecas de incomodidad ante la situación.
A pesar de este duro desencuentro, Ximénez no se ha quedado callada y sigue echando leña al fuego. La ex de Manuel Santana le dirige intensas palabras a Carmen en las que se desliga del tema de Bigote y habla directamente del nuevo protagonismo que está tomando la que hasta hace poco era la Campos más desconocida: "Has sido durante mucho tiempo un miembro perdido de la manada. Ahora te están diciendo que tienes pedigrí". Sin embargo, Mila no le atribuye ningún mérito a Borrego por su nueva posición: "Te has levantado del suelo con el aplauso de halagos vacíos de contenido. No hay mayor torpeza que apoyarse en muletas compradas en rastrillos".
Y es que, durante todo el tiempo que Carmen permaneció detrás de las cámaras, María Teresa (75) y Terelu construían frente a los medios la imagen de poder televisivo que hoy tiene todo el clan, según declara la propia Mila: "Eres lo que eres porque durante mucho tiempo se lo han currado tu madre y tu hermana". Por eso, pretende aconsejar a Borrego ante la nueva situación: "Ahora pretendes volar sola. Pero si no tienes unas alas sólidas para hacerlo te estrellarás".
Aunque realmente lo que Mila saca en claro y lo que más le apena es que con este desencuentro con Borrego perderá una amistad de años con su hermana: "¿Sabes lo que más me entristece? Que, inevitablemente, el pañuelo para despedirte lleva bordado el adiós a mi amiga Terelu", terminaba la carta de la colaboradora en el interior de la revista Lecturas.