"Es su hijo no biológico. Las relación es más estrecha que con cualquiera de sus tres vástagos. Hablan varias veces al día". Se refieren a José Luis Seseña (45 años), otro de los grandes afectados con la muerte de Sebastián Palomo Linares. Es su gran amigo, aunque muchos le consideran como el cuarto hijo del torero.
"Es muy fácil ser amigo suyo, porque es generoso y agradable, aunque a veces puede parecer muy impulsivo y soltar cualquier improperio, pero enseguida se le pasa. Es difícil llevarse mal con él. Rápidamente comenzamos a tener mucha confianza y él empezó a aconsejarme en todo", explica un afectado Seseña a EL ESPAÑOL.
En su voz se notaba una gran emoción. La conversación tenía lugar este lunes, justamente cuando el diestro se debatía entre la vida y la muerte. Eran momentos críticos y el círculo cercano de Palomo mantenía la prudencia. "No pensábamos que esto iba a ser tan crítico. La hemorragia era una posibilidad, pero el corazón funcionaba bien y se ha ido complicando. No tiene salida y esto es un palo muy fuerte. Estoy muy fastidiado", confesaba visiblemente afectado mientras esperaba el fatal desenlace en el hospital, al que quiso acudir para acompañar a su otra familia, la de su gran amigo, en estos duros momentos.
Para entender la estrecha relación del diestro con José Luis Seseña hay que viajar hasta la finca ganadera El Palomar que posee el Palomo Linares en Seseña (Toledo). Fue allí donde se fraguó la amistad entre ambos en los años 80. Entonces, un ilusionado torero amateur llamado José Luis Martín Simón soñaba con tomar la alternativa y convertirse en reputado matador de toros -de ahí que escogiera el nombre de su municipio como apellido artístico-. Uno de sus referentes era precisamente Palomo Linares, cuya finca se encontraba próxima a su domicilio. No es de extrañar que comenzara a acudir a El Palomar para tentar y entrenarse en las lides taurinas.
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Si para Seseña el torero ha sido un "amigo con todas las letras", para Palomo Linares aquél siempre fue "como un hijo", según fuentes próximas al diestro consultadas por este medio. La relación de ambos era mucho más estrecha y cercana que la que mantenían los hijos biológicos del matador con su padre. "Podíamos hablar hasta 5 o 6 veces al día. Me llamaba para preguntarme qué había de nuevo. Y hablábamos de todo. Aunque lo que yo he vivido a su lado se queda para mí", prosigue Seseña.
Se refería, entre otras cosas, al delicado proceso de divorcio que vivió Palomo Linares con Marina Danko (62) en 2011 o a las relaciones que inició en los últimos años (con Lilia López en 2011 y con Concha Azuara en 2015). Seseña siempre estuvo a su lado, y viceversa, porque cuando nació el segundo hijo del toledano quien se encargó de acoger a su primogénito en su casa fue precisamente Palomo Linares.
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José Luis Seseña siempre recordará lo que sucedió un Fin de Año, algo que para él es una muestra más de la amistad que se profesaban ambos. "Palomo se había ido a Miami con toda su familia y a las 00:03 de la madrugada sonó el teléfono de mi casa. Era él. Yo fui la primera persona a la que felicitó el año", comentaba orgulloso de la buena relación que han mantenido los dos toreros hasta ahora.
Precisamente durante esta conversación se producía el fatal desenlace. El fallecimiento de Palomo Linares se confirmaba después de horas de incertidumbre y el torero era finalmente desconectado.
A Seseña, sin embargo, le cuesta acostumbrarse a hablar de él en pasado. "Es un personaje irrepetible, como torero y como persona". Y añade: "Es muy grande y rumboso. Un fuera de serie", concluye mientras se dispone a arropar a la familia en este momento que, aunque esperado, no deja de ser doloroso.
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