En una colina muy cerca de Aranjuez (Madrid), pero en el término municipal de Seseña (Toledo). Ahí es donde Sebastián Palomo Linares pasó los últimos 40 años de su vida y donde pasará el resto de la eternidad. Después de triunfar en las plazas de toros de la capital y cortar el último rabo concedido en Las Ventas, el diestro adquirió su finca El Palomar, donde formó una familia. En ella vivió con su primera mujer Marina Danko durante 34 años y en ella vio crecer a los tres hijos del matrimonio: Sebastián, Miguel y Andrés. En ella descansarán sus cenizas.
Según datos a los que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, la superficie total de la parcela es de 728.336 metros cuadrados (72,8 hectáreas), sobre los que se ha habilitado una zona de residencia de 5.761 metros cuadrados, donde se ubica una gran vivienda de varias plantas con una superficie de 1.335 metros cuadrados útiles. Además de la vivienda, la finca cuenta con piscina de vistas infinitas y pista de tenis, además de un jardín de enormes dimensiones, un gran aparcamiento y varios almacenes.
Un amigo de la familia con el que se ha puesto en contacto EL ESPAÑOL ha asegurado que se trata de una hacienda "preciosa con una espectacular pradera de césped". "Lo que más me llamó la atención la primera vez que entré en ella es el imponente salón con el que cuenta la casa, distribuido en diferentes ambientes que le dan una estética muy especial. Me quedé alucinado".
El Palomar se construyó en 1988 y aunque en el interior de la vivienda se han hecho algunas reformas, el inmueble sigue conservando su estilo rústico y clásico, según comenta esta misma fuente. La paredes las adornan las pinturas que Palomo Linares realizó con sus propias manos. También algunas cabezas de toros y fotografías de sus tardes de gloria en el ruedo.
Después de separarse Marina Danko y de que sus hijos abandonaran el hogar familiar para continuar con sus vidas, ya sin el amparo de sus padres, Palomo Linares se quedó solo en su finca. Nunca se ha llegado a confirmar si Concepción Azuara, su última pareja, llegó a vivir con el torero. Aún así él aseguró en una entrevista que nunca se había sentido solo en El palomar. Tenía muchos y muy buenos amigos. "Estaba muy bien relacionado con gente muy importante que venía a menudo a tomar un café o cenar con él. Yo estuve en algunas de las fiestas que organizaba en su casa. Era un hombre muy generoso", concluye la fuente con la que ha hablado este periódico.
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Este martes se incinerarán los restos mortales del diestro y sus cenizas se esparcirán en su finca como ha confirmado José Luis Lozano, empresario y apoderado del torero. Lo llamativo es que El Palomar no está a nombre del matador sino de Pablo Lozano, hermano de su apoderado, que la adquirió por 200 millones de las antiguas pesetas Un hecho que descubrió la Hacienda Pública hace años al intentar embargar el inmueble a Linares, para resarcirse de la deuda de quince millones de pesetas, cantidad a la que ascendían los impuestos impagados por éste.
FINCA PARA CAPEAS
Al margen de esta finca donde Palomo Linares vivió, el torero cuenta con otra cercana y del mismo nombre que se utiliza para capeas y para realizar eventos. Está situada en la A-4, en el kilómetro 42, entre Seseña y Aranjuez y dispone de pupilaje de caballos en libertad. "Celebra cualquier tipo de evento, bodas, reuniones de amigos, cumpleaños, comuniones, bautizos despedidas de soltero… en un lugar incomparable y con capea para pasarlo bien. Alquilamos nuestro tentadero a novilleros y toreros", aseguran en su página web.