¿Qué tienen los populares vascos con Eurovisión? El año pasado 'pillamos' al diputado del Partido Popular por Álava Javier Maroto (45 años), disfrutando del festival de la canción europea en Estocolmo (Suecia), hasta donde viajó con su marido, el economista Josema Rodríguez, para apoyar a la representante española Barei.
Pero este año Maroto no estará en Kiev (Ucrania) para seguir en directo el festival. Tiene un acto de partido en Canarias. El próximo sábado acompañará a la presidenta del PP de Lanzarote, Astrid Pérez, en el Congreso en el que saldrá reelegida.
El Vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP inaugurará el acto en Lanzarote a mediodía y volverá a Madrid. "Verá Eurovisión por la tele. No va a acudir a ninguna fiesta especial ni evento", explican sus colaboradores más próximos. A pesar de que en el Gran Hotel Arrecife y Spa donde se celebra el congreso pondrán una televisión gigante junto a la piscina para que los clientes puedan verlo, Maroto ha preferido estar con los suyos en un día tan importante para él, fan incondicional del festival.
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CARLOS ITURGAIZ, EL POPULAR MÁS ENCHANCHADO A EUROVISIÓN
Javier Maroto no es el único popular vasco que sigue con fervor el festival. El eurodiputado Carlos Iturgaiz (51), natural de la localidad vizcaína de Santurce, sigue el festival desde los 7 años de edad. "Yo me enganché a Eurovisión en blanco y negro mientras que Javier Maroto lo hizo en color", bromea en su entrevista con EL ESPAÑOL.
Iturgaiz compra las entradas todos los años nada más enterarse del país elegido. "Reservo un hotel con cancelación gratuita en el centro de la capital de cada país estimando la fecha y muy pocas veces he tenido que cambiarlo", explica el político. El año pasado estuvo en Estocolmo, pero también ha vivido el festival en directo en Viena (2015), Copenhague (2014), Malmö (2013), Dusseldorf (2011) u Oslo (2010). Incluso fue a ver un Eurovisión Junior en el parque Heysel de Bruselas junto a su mujer, Lorena Fernández, y sus hijos Koldo y Mikel cuando éstos solo tenían 7 y 9 años. Hoy ya tienen 22 y 19.
"El primer recuerdo que tengo de Eurovisión se remonta a 1972. Tenía 7 años y vi la actuación de Jaime Morey rodeado de mis padres y tíos en la casa familiar de Santurce", recuerda. Hoy, el festival ha cambiado mucho. "Es un auténtico espectáculo, todo está muy bien organizado, el sonido es fantástico, las ciudades se llenan de gente de todos los países, sobre todo de australianos e ingleses. Es una oportunidad fantástica para conocer las ciudades", explica el eurodiputado en conversación telefónica desde Bruselas.
Las entradas de Kiev han sido las más económicas que ha comprado hasta ahora, por unos 125 euros, pero el precio suele estar entre los 200 y 250 euros, según explica el político vasco, en el Parlamento Europeo desde el año 2004. Este año viajará desde Bruselas a Kiev con un amigo, funcionario de la institución europea. No confía mucho en que el representante español Manel Navarro quede en buena posición. "Tiene a muchos eurofans en contra, no ha entrado con buen pie con su corte de manga al público y tampoco están acertando con su puesta en escena, parece más una playa de Malibú que Kiev", analiza el ya experto en Eurovisión después de tantos años. Su porra se inclina hacia Italia, cree que será el país ganador.
Iturgaiz podría hacer una tesis de los resultados de los votos en Eurovisión por la relación entre los países. Aplica sus conocimientos de política europea para entender mejor su mayor hobby y a la inversa: "la política está en todo, también en los deportes y en la música", explica a este diario.
A pesar de que los paisanos Maroto e Iturgaiz comparten esta 'secreta' afición, no han coincidido en ninguna edición del festival. "Me enteré de que a Javier le gustaba Eurovisión por la prensa. Desde entonces comentamos el tema cada vez que nos encontramos. Hace unos meses le pregunté si vendría a Kiev. Me dijo que le habría gustado, pero que este año lo tenía difícil por su agenda", cuenta Iturgaiz.
MAROTO PONÍA A SUS CONCEJALES A ESCUCHAR EUROVISIÓN
El viaje de Maroto a Estocolmo no estuvo exento de polémica el año pasado, pues fue donde se enteró de la multa de casi 400.000 euros que el Tribunal de Cuentas le impuso a él y a su compañero de partido Alfonso Alonso por su gestión en el Ayuntamiento de Vitoria y que meses más tarde el mismo tribunal retiró a ambos por considerar que sus actuaciones no habían perjudicado a la ciudad de Vitoria.
La noticia no le impidió disfrutar del "fiestón" posterior a la actuación de la representante española Barei en el Euroclub, en pleno centro de Estocolmo, junto a cientos de fans y periodistas, como contó EL ESPAÑOL.
El político vitoriano no esconde su pasión por Eurovisión, de hecho la contagió a su equipo de Gobierno cuando fue alcalde de Vitoria, entre los años 2011 y 2015. "Javier siempre nos ponía las canciones de cada edición y comentábamos los resultados del Melodifestivalen, un festival sueco en el que se elige al representante del país para Eurovisión y que también sigue", explica Iñaki García Calvo, concejal del Partido Popular en Vitoria.
Tanto Javier Maroto como su marido, Josema Rodríguez, son fans de Eurovisión. En su boda, celebrada en el Hotel-Restaurante El Caserón, a las afueras de la capital vasca, distribuyeron las mesas por cantantes de Eurovisión. "Fue muy divertido organizarlo", explica Juncal, la responsable de organización de bodas, que todavía conserva como recuerdo los carteles de las mesas.
Maroto y su marido se encargaron de elegir todas las canciones de su boda. "Para ellos la música es muy importante", explican en su círculo de amigos, que recuerdan la boda como eurovisiva y muy divertida. Incluso la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, se atrevió a pinchar unas canciones y el presidente Mariano Rajoy bailó. Aunque en aquella ocasión no se filtró ningún vídeo del presidente del Gobierno en la pista como en la fiesta de Nochevieja del año pasado en un hotel de La Toja, donde pudimos verle moviéndose al ritmo de Mi gran noche de Raphael.