David Delfín ha muerto rodeado de sus seres queridos. De su familia, sus amigos y su novio, Pablo Sáez. Este reconocido fotógrafo de moda ha sido su mejor apoyo en esta travesía a lo desconocido. No se ha separado de él ni un instante. Y la fatalidad ha querido que le haya dicho adiós el día de su cumpleaños. Este sábado Pablo cumplía 29 años.
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La mayoría de las personas lo verían como una desagradable mueca del destino. Pero ellos no. Su filosofía de vida no era común, como tampoco lo era la de su musa, amiga y hermana Bimba Bosé, quien convenció a los suyos para que su muerte se recibiera con alegría. La relación de David y Pablo no se entendería sin el cáncer. Era una relación de tres. Un trío fortalecido por el anuncio de un cercano adiós cuando ellos todavía no se habían dicho prácticamente hola.
Se conocieron en marzo de 2015, cuando ambos coincidieron por trabajo. Dicen que eran almas gemelas. En abril ya se podía ver una foto de ambos en las redes sociales del diseñador acompañado de un mensaje que se puede entender como premonitorio: "Por primera vez en la vida, tengo a alguien que me necesita y a alguien que necesitaba desde hace tanto. Por primera vez, sin miedo, puedo ir a donde la vida me lleve y de alguna modo sé que seré fuerte". Poco después le diagnosticaron el cáncer a David: tres tumores en la cabeza.
Esto no les ha imposibilitado vivir su amor con plenitud. De hecho, lo ha protegido. "Les ha unido más", dicen sus allegados. Por eso solo sus más íntimos ven en la coincidencia de la fecha un regalo de cumpleaños. Un acto de amor con una fecha tatuada: 3 de junio.
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Dedicación plena
Hace solo una semana veíamos como ambos hacían "ñoñerías de domingo". Eran las últimas caricias públicas de Pablo a David. Luego vinieron muchas más, pero esas se las quedaron para ellos. Quienes han convivido con el diseñador estos meses saben de la dedicación absoluta del fotógrafo gallego hacia él.
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Pablo siempre se ha mantenido en un segundo plano. No tenía una proyección mediática. Nunca la quiso. Eso fue lo hizo que entrara rápidamente en el hermético círculo de amigos de David Delfín, que le adoran. Fue él quien le realizó aquellas impactantes fotografías mostrando la cicatriz que recorre su cabeza y que sirvieron para ilustrar la entrevista en la que el malagueño habló por primera vez de su enfermedad. Fue en Vogue. "En realidad fue una cosa íntima, sin pensar que se iban a publicar. Era algo nuestro. Nos pareció que dentro de la dureza que tenían... No sé si decirte belleza, pero sí mucha verdad", decía David Delfín en dicha entrevista. Ahora, unos meses esas fotos quedan para el recuerdo.