Es el español más rico del mundo. Por ello no es de extrañar que todo lo que rodea a Amancio Ortega (81 años) se cubra de un halo de misterio y que una fotografía suya se pague a precio de oro. Este verano, como ya sucedió en otras ocasiones, las agencias se rifan sus imágenes en bañador.
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Esas instantáneas que recorren estos días las redacciones de muchos medios de comunicación tanto nacionales como internacionales corresponden a esta misma semana, cuando el empresario ha disfrutado de unas vacaciones en familia por la Costa Azul, concretamente por aguas de Saint Tropez. Estas imágenes han llegado a cobrarse a 9.000 euros, según indica de El País.
Muy celoso con todo lo que tiene que ver con su vida privada, Ortega no suele prodigarse en público ni en su jornada laboral ni, mucho menos, durante las horas que disfruta con sus seres queridos. En esta ocasión, sin embargo, el periódico Daily Mail ha sido uno de los primeros en mostrar esta faceta más desconocida del dueño de Inditex. Las fotografías muestran al empresario disfrutando a bordo de un barco con un bañador rojo, unas gafas de sol y una gorra blanca.
Eso sí, no se trata de la embarcación que todos conocemos, Valoria, sino del yate Drizzle, de 63 metros de eslora y valorado en unos 50 millones de euros.
El hombre más rico de España y el cuarto del mundo ha disfrutado de unas exclusivas vacaciones junto a su familia, concretamente con su mujer, Flora Pérez, y su hija Marta (33). Les acompañaba también el pequeño Amancio (4), fruto del matrimonio entre la heredera y el jinete Sergio Álvarez Moya (32).
Separados hace dos años y medio, Marta Ortega y Sergio Álvarez mantienen una cordial relación por el bien del niño, aunque los dos han rehecho sus vidas por separado. Así, mientras el jinete ha comenzado una relación con la arquitecta alemana Nina Ulenberg, la heredera del imperio textil ha hecho lo propio con el hijo del diseñador Roberto Torretta, Carlos (32).
Muy querido por sus empleados
Extremadamente tímido y discreto, Amancio Ortega desconecta muy pocas veces al año, pues es un auténtico adicto al trabajo y acude a su puesto todos los días. De ahí que sea tan apreciado y valorado por todos sus empleados, que ya el año pasado decidieron organizarle una fiesta sorpresa el día de su 81 cumpleaños. El empresario, poco acostumbrado a ser el centro de atención, acabó emocionándose por el reconocimiento de toda la plantilla de Inditex en la sede central de Arteixo (La Coruña).