El pasado 24 de abril el torero Palomo Linares fallecía en el Hospital Gregorio Marañón tras someterse a una intervención quirúrgica del corazón y dejó una guerra abierta entre su viuda y sus hijos. Durante los días que el diestro pasó ingresado en el centro sanitario permaneció junto a él su pareja, Concha Azuara (40 años), y la magistrada no se mantuvo callada a la hora de señalar a los vástagos de Linares y criticarles por no estar al lado de su padre en un momento tan delicado.
La mala relación entre los tres hijos y la viuda era evidente, pero la más intensa batalla ha estallado tras la muerte del patriarca. De hecho, ambos bandos, el de Concha por un lado, y el de los hijos y su madre, Marina Danko (62), por otro, celebraron cada uno por su cuenta un funeral distinto para Palomo Linares. Pero sin duda, el estallido más contundente de la guerra ha llegado con las pertenencias del diestro y su repartición. Y es que ha habido un episodio que ha hecho explotar a Sebastián (39), Miguel (36) y Andrés Linares (29): la desaparición de varios objetos personales de su padre de la finca El Palomar.
Ante este inesperado suceso, los tres hijos valoran poner una denuncia. Y es que los objetos en cuestión tienen un valor que ronda los dos millones de euros, según indica la revista Corazón TVE. En la gran finca familiar ya solo residía el torero tras separarse de su exmujer, pero tras su fallecimiento los hijos acudieron al lugar y se llevaron una sorpresa al ver que en el cuarto principal "faltaban varios relojes suizos de gran valor que su padre guardaba con mimo en su dormitorio". También aseguran que "ha sido sustraído un cuadro de un cotizado autor que incluso iba dedicado al diestro", así como trajes de luces.
Ya en el mes de mayo, cuando se produjeron las visitas de los hijos a la finca familiar para verificar los objetos de su padre que allí se encontraban, notaron la falta de varias pertenencias. Los tres apuntaron que alguien que tuviera acceso a esos objetos los podría haber sustraído, apunte que hizo pensar directamente en la viuda. Nada más conocerse estas primeras sospechas por parte de los hijos, Concha fue preguntada por el asunto y en su respuesta entonces fue rotunda: "Yo me fui como vine. No he cogido nada que no sea mío". Pero además volvía a lanzar el dardo incendiario y volvía a mostrar su mala relación con los jóvenes Linares: "Desconozco lo que sus hijos hayan podido hacer".
Azuara siempre ha recalcado que Palomo Linares "ya no se hablaba con sus hijos" y que no tiene sentido que "la pongan de culpable de nada" porque ella estuvo junto a él los cuatro últimos años de su vida. Además en cuanto a la cuestión de la desaparición de los objetos de valor, la jueza afirma que "en esa casa hay mucho personal de servicio", dejando de nuevo la sospecha sobre terceros.