Que los asuntos del corazón afectan más allá de nuestro estado anímico ya no causa ninguna sorpresa. Desaparece el hambre, las ganas de seguir adelante, y el desgaste emocional suele causar una parálisis en el día a día que puede afectar de maneras que ni siquiera nos habríamos imaginado. Y esto es algo que ha podido experimentar en primera persona Angelina Jolie (42 años), que sufrió una parálisis facial tras doce años de altibajos con Brad Pitt (53).
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Este septiembre se cumplirá un año del divorcio de una de las parejas más mediáticas -y duraderas a pesar de todo- de Hollywood. Después de haberse hecho muchas declaraciones por ambas partes, hay una que recientemente se ha hecho eco. Angelina Jolie veía cómo no solo parte de su vida quedaba paralizada, sino que la mitad de su rostro también hacía lo propio. Una parálisis facial periférica limitaba la movilidad de la cara de la actriz. "A veces, en las familias las mujeres se ponen a sí mismas en el último lugar. Hasta que eso se manifiesta en su propia salud", apuntaba la actriz a una entrevista a Vanity Fair.
Pero lo de Angelina Jolie tiene nombre: parálisis de Bell, que suele ser una patología temporal, que mejora tras unas semanas y va desapareciendo conforme pasan los meses llegando a una completa recuperación en la mayoría de los casos, tal y como le sucedió a la actriz. Pero esto no quiere decir que no sea necesaria la intervención de un especialista, que es quien acabará delimitando el tratamiento a seguir, que puede ir desde la medicación, hasta diferentes tipos de terapia, como la acupuntura. Concretamente esta fue la medida que Jolie tomó y la que le llevó a una mejoría hasta su completa recuperación, siendo entonces cuando la actriz se ha hecho eco de su problema.
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En silencio
Con seis hijos en común, fue una de las separaciones más sonadas del panorama celebrity. A pesar del respetuoso silencio por el que optó la actriz, siendo su exmarido el único en pronunciarse, hoy podemos conocer cómo lo vivió Jolie. Pitt fue quien se atribuyó la culpa alegando que su gran adicción al alcohol fue uno de los principales causantes, y aunque ambos estaban visiblemente afectados, no ha sido hasta esta semana cuando hemos conocido cómo le afectó la separación a la actriz.
"Lloraba en la ducha para que mis hijos no me viesen", contó la parte femenina de lo que fue 'Brangelina', que además ha apuntado que la separación no fue inminente si no que consecuente a un desgaste tanto físico, como emocional que llevaban arrastrando ambos desde hace tiempo, según relata la publicación.
Una entrevista sincera y abierta en la que la actriz se mostró natural y sin miedo a afirmar que su cuerpo se ha deteriorado muchísimo tras la separación: "Tengo más canas y la piel más seca. No sé si será la menopausia o si es solo el año que he tenido", ha reconocido Jolie en la entrevista.
Un dolor que no pudo compartir ni siquiera con sus hijos, todavía pequeños. Y es que uno de los desafíos a los que se enfrentó la actriz tiene que ver directamente con ellos. "Necesitan saber que todo va a estar bien incluso cuando no estés bien", contaba la también filántropa. Una lucha constante que sigue hasta hoy en día y la cual la actriz intenta ganar centrándose ahora en ella misma y esforzándose por ser una madre ejemplar para sus hijos. "Desde hace nueve meses, trato de ser buena en el papel de ama de casa, recoger las cacas del perro, lavar los platos y leer historias por la noche, y he mejorado en las tres cosas", apuntó Jolie a la publicación