La expareja de Antonio Orozco (44 años), Susana Prat, ha fallecido en las últimas horas tras una larga enfermedad contra la que llevaba luchando en los últimos meses. La localidad de Sitges acoge esta tarde su despedida donde se espera, por supuesto, al cantante y a su hijo en común, Jan, de 9 años de edad.
La triste noticia la compartía Mariola Orellana, mujer de Antonio Carmona, de quien era gran amiga. Y es que a pesar de que Orozco y Susana terminaron su relación sentimental hace años, lo cierto es que seguían manteniendo una muy buena relación y ella continuó con las amistades que fraguó cuando eran novios y se rodeaba del mundo artístico.
Las palabras de Mariola dejan ver la estrecha unión que había entre ellas y la tristeza que le produce el adiós a su amiga: "Hoy tu cuerpo ha dicho 'hasta aquí he llegado', pero hoy te siento como nunca... veo esa mirada que tanto me taladraba el alma en cada sitio a donde miro... escucho tu sonrisa, huelo tu aroma, siento tu abrazo, estás aquí... mi Su... mi princesa, mi referente.. mi niña preciosa que tanto me enseñas...siempre estás en mi vida... ahora más que nunca... porque tú y yo sabemos que el amor nunca muere... todo lo demás es efímero, todo absolutamente todo, es efímero y muere, pero el amor sube y sube y sube y crece y crece... como tú".
Pese a que Susana y Orozco ya no eran pareja, aún mantenían una gran confianza y sobre todo un lazo de unión que era lo más importante de su vida: su hijo Jan. El niño ha heredado el interés por la música de su padre, pero también mucho de su madre, como el propio cantante reconocía poco después de que naciera su primogénito: "De mí tiene la poca vergüenza, pero es la viva imagen de su madre. Ella es un ejemplo; yo quiero ser como su madre, la amo, la adoro y la respeto", confesó en una entrevista por aquel entonces.
Este jueves padre e hijo han sufrido un duro golpe con el fallecimiento de una mujer que marcó sus vidas y con la que crearon de principio a fin su bonita familia. Susana luchaba contra una enfermedad difícil de batallar y con la que el día a día se convierte en un reto. Por ello, en gran parte, Antonio lleva años comprometido con las enfermedades más duras que azotan a la sociedad y pone su granito de arena en todo cuanto pueda, para evitar las consecuencias trágicas que hoy sufre en sus propias carnes al tener que despedir a su expareja y madre de su pequeño Jan.
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