Jesús Mariñas (75 años) ha colgado el cartel de 'se vende' de la casa que tiene en la calle Gran Vía de Madrid, como ha adelantado JALEOS en exclusiva. El inmueble de 242 metros cuadrados y un precio de salida de 1.200.00 euros, está situado junto a la Plaza de España y es una de esas joyas inmobiliarias antiguas de la capital. Pero el anuncio de su venta ha dejado al descubierto la intimidad del periodista y ha permitido que se conozcan algunos detalles de su personalidad y de su forma de vida.
En la visita virtual que se puede hacer a través del portal inmobiliario que gestiona ahora el piso llama la atención el desorden que impera en algunas de las estancias de su hogar. El hall da ya algunas pistas de lo que uno puede encontrar en su interior. Nada más entrar, cuatro estanterías unidas repletas de libros y una mesa y dos sillas con papeles encima reciben al visitante.
Desde aquí se entra directamente al comedor, en el que Mariñas atesora algunas de las compras de los viajes que ha hecho a lo largo de los años. Todas ellas están expuestas en un gran mueble blanco repleto de figuras y elementos de decoración de tipo budista. El comedor conecta con el salón que tiene de mesa central una torre de libros y a los lados dos sofás con estampado de cebra.
El dormitorio principal es la siguiente habitación. Las paredes de color verde y el desorden con ropa descolocada y libros amontonados en el suelo no invitan al descanso. A los pies de la cama hay una especie de altar religioso y encima del cabecero un crucifijo, que dan muestra de las creencias del presentador.
El caos absoluto llega con el vestidor. Los trajes y las corbatas de Jesús Mariñas se agolpan sin sentido. Tiene tanta ropa que parece que la habitación se le queda pequeña. Lo mismo ocurre con los zapatos y las deportivas que se encuentran en el suelo.
El baño principal no se queda atrás. Los productos de higiene personal se amontonan en la encimera del lavabo, aunque lo realmente sorprendentes son los CDs que acumula junto a la ducha. El periodista es un gran coleccionista de música y de películas y ya no encuentra espacio para colocarlas.
Hasta en los dos pasillos con los que cuenta la casa hay desorden. En uno de ellos hay un centro de planchado y en otro una bicicleta estática junto a una mesa de trabajo.
Una de las principales razones de la venta de la casa es buscar un piso más pequeño para él y su marido Elio Valderrama, con el que acaba de cumplir un año de casado. Se desconoce si quiere llevarse todas sus pertenencias con él o dejar alguna por el camino, pero por una cuestión pura de lógica en un piso más pequeño no hay cabida para todo.