Mila Ximénez (65 años) es una mujer a la que no le gusta estarse quieta. Por el contrario, en su mente los proyectos se apelotonan deseosos de ser el próximo elegido en su lista de quehaceres. "Gracias a Dios", asegura la propia Mila a JALEOS. Fruto de estas inquietudes, la colaboradora ha querido diseñar una nueva línea de joyas, elaboradas a base de piedras preciosas, que ha realizado en colaboración con el diseñador Gustavo Marinaro, un artista argentino afincado en España cuyas creaciones se pueden calificar de muchas formas menos "mediocres".
La idea de realizar un proyecto artístico rondaba la cabeza de Mila desde hacía bastante tiempo. Hace casi un año, la colaboradora descubrió a Gustavo, cuyos diseños eran diferentes. "Empezamos a tener conversaciones y surgió que podíamos crear una colección tomando como punto de partida los cuatro elementos: aire, tierra, fuego y agua", comenta Gustavo a este medio.
Dicho y hecho. Después de casi un año robándole horas al día para poder reunirse, Gustavo y Mila presentan la semana que viene la primera colección. La pareja ha creado así una línea de collares a base de piedras naturales, de las que destacan sus "virtudes de sanación y de protección", conjugadas con metales como la plata y el oro. Las joyas se pondrán a la venta a través de la página web del diseñador, principalmente, y de unas pocas joyerías que todavía no han sido seleccionadas.
La colección tendrá un "módico precio" que variará sobre todo en función del trabajo y materiales de los complementos. Por un lado, los collares, unas "piezas únicas, están en torno a los 250 y los 300 euros". Por otro lado, las pulseras de esclava con piedras duras están valoradas en 55 euros, mientras que los collares de este mismo estilo tienen un precio que ronda los 90 y 95 euros.
Un proyecto con muy buen rollo
Tanto Mila como Gustavo recuerdan estos meses de trabajo de forma positiva. "Lo hemos hecho con muchísimo cariño, con mucha dedicación", comenta el diseñador quien añade que se han divertido "francamente", sobre todo porque ambos son "géminis" con lo que cuando "nos gusta algo, nos sumergimos en el tema y no nos importa el horario". Además, "es una gran señora y yo le tengo un gran cariño".
Una opinión que también comparte Mila: "Está muy loco, de repente me traía collares" que ni siquiera "sé como ponérmelos. Es un diseñador diferente, muy diferente. La verdad es que me enamoré de él, de sus diseños".
En este sentido, ambos recuerdan una anécdota curiosa con unos colmillos de facochero, un jabalí africano. Mila es una mujer que está totalmente en contra de lucir como complemento o prenda aquello que provenga de un animal. Sin embargo, a Gustavo se le ocurrió un día que unos colmillos hechos de resina serían un buen elemento para un collar. Así, surgió un debate donde ambos "nos jartábamos de la risa".
Una mujer supersticiosa
Esta nueva colección se centra, principalmente, en piedras naturales de las cuales se resaltan sus virtudes de sanación y de protección. Unas propiedades que en un primer momento Mila desconocía. Todo lo que ahora sabe sobre estos minerales se lo ha enseñado su "nieto Alexander (12) que me cuenta qué es cada piedra" y quien es un gran aficionado a este mundillo.
A pesar de este desconocimiento inicial, la colaboradora de Sálvame ya se ha vuelto una fiel seguidora de los minerales, sobre todo del cuarzo blanco. Un día, "tenía una reunión muy importante y Gustavo me dio un collar que tenía dos cuarzos colgados. Entonces, me salió lo que había negociado". Por eso, desde ese día suele llevar una piedrita como complemento, en el bolso, en la billetera... sobre todo al programa.
Diversificando negocios
Esta no es la primera aventura empresarial de la sevillana. Por un lado, dedica muchas horas del día a su trabajo como colaboradora en el programa de Telecinco, donde lleva muchos años "haciendo lo mismo" y donde tiene las "cosas aprendidísimas".
Por otro lado, Mila posee su propia marca de cremas, Kisé, que gestiona la compañía Alexal y Malube SL y que "va muy bien, poco a poco y cuidándolo mucho", comenta la sevillana. La empresa fue creada en 2012 y desde entonces ha tenido un crecimiento considerable. Se trata de "cremas emocionales", es decir, productos cosméticos que tienen un "efecto terapéutico y afectan a nuestro estado de ánimo". Además, "todas estas han sido elaboradas bajo control farmacéutico y testadas por el Instituto Brain House", asegura la página web. En estos años, la compañía ha conseguido acumular un activo total de 212.393 euros, con una facturación en 2014 de 78.679 euros, según se desprende de las cuentas aportadas en el Registro Mercantil.
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