Fernando Verdasco (34 años) y Ana Boyer (28) ya son marido y mujer. Toda España se ha enterado de su 'sí, quiero' caribeño y de cómo el vestido de la novia ha causado tanto revuelo. Entre los curiosos ojos que no se han perdido el extenso reportaje de ¡HOLA! estaban los de Alba Carrillo (31), una expareja de tenista que no se muerde la lengua a la hora de tener que aconsejar a las que han seguido sus mismos pasos.
"Y llegó la boda del año. Mira que yo quería sorprenderme para bien, pero, una vez más, mis planes se han truncado". Así de rotunda comienza la carta de la modelo en la revista SEMANA en la que vuelve a plasmar sus emblemáticas perlas en las que demuestra una vez más que no necesita hacer amigos: "Siempre he pensado que eran un poco la extraña pareja. Mi duda ha sido siempre saber de qué hablarán", dice en referencia a los afamados contrayentes.
Pero si algo le ha sorprendido para mal es la puesta en escena de la boda y su gran sesión fotográfica: "No sabía si estaba viendo una revista de corazón o un catálogo de regalos de Navidad, todo lleno de marcas". Carrillo se refiere al enlace como "un evento patrocinado" donde las firmas están tan presentes que destacan por encima de los invitados.
De los protagonistas del bodorrio tiene mucho que decir. No se cree la sonrisa forzada de Verdasco y afirma que parece que está repitiéndose a sí mismo que "está muy feliz" para creérselo, pero hay más: "El novio parecía que venía de Macondo o de cualquier libro de realismo mágico", algo que alude por su elección de vestuario y su actitud que pasaba los límites de lo desenfadado en plena ceremonia.
En cuanto a la novia, Alba reitera que Ana le parece muy guapa y que se ponga lo que se ponga no va a parecer lo contrario, pero matiza: "La novia para mi gusto iba rara, mucho encaje para tanta playa. Y con una foto de espaldas que no deja nada a la imaginación". Y es precisamente ese aspecto del vestido lo que más le sorprendió porque no se esperaba que siendo la matriarca de los Preysler la 'asesora' de la novia se atreviera con un estilismo tan transparente: "Entre los consejos que dice Ana que le da su madre, esta vez no estuvo lo de que sugerir es mejor que enseñar". El resumen que hace la maniquí sobre el look de Boyer es que "se esperaba algo más elegante" y que "le hubiera gustado verla peinada".
Y tras caldear el ambiente con su ácida visión de la boda, se adentra en un tema que a Carrillo le interesa más: el de la relación con la familia política. Se conoce que Isabel Preysler fue la primera en enterarse de la pedida de mano, fue la primera en llegar a la isla de Mustique y se encargó in situ de revisar todos los detalles, algo que para la modelo solo tiene una traducción posible: "Fernando va a tragar suegra a base de bien, suegra de la jet, pero suegra a fin de cuentas".
Alba también tiene qué decir a otro miembro de la familia Preysler: "Tamara dejó toda su súper ajetreada vida, sus múltiples trabajos y su retiro espiritual para hacer de executive wedding planner, cágate lorito, tiene que llevar título hasta en la boda de la hermana", ironiza la carismática modelo que es experta en sacar punta a cada detalle de cualquier evento de tales características.
Y, como no, Feliciano López (35), que formó parte de la boda y del reportaje también recibió una buena dosis por parte de Alba: "Mi ex, que era testigo, estuvo muy pendiente de la boda, en una foto sale con el móvil en la mano y en otra mirando para atrás en plena ceremonia". El sarcasmo es la mejor arma de la maniquí y ella lo sabe, por eso remata su escrito con una previsión para el futuro: "Veremos a ver si llega descendencia... ¿patrocinada?".
[Más información: La boda de Ana Boyer y Fernando Verdasco, en números]