Las navidades rotas de Andrés Caparrós sin su hijo: cada uno por su lado
Padre e hijo se enzarzaron en una histórica riña en 'Sábado Deluxe' que desembocó en un cisma familiar. Tras esto, Alonso quiso entonar el 'mea culpa', pero, ¿lo ha hecho? JALEOS lo sabe.
21 diciembre, 2017 01:04Noticias relacionadas
"Si me llamas para hablar del tema de mi hijo, no pienso decir nada", responde, categórico, el locutor Andrés Caparrós (73 años) a JALEOS. Él prefiere hablar de su vocación, la radio. Nunca olvidará cuando su hijo Alonso Caparrós (47) lo sometió a una suerte de tercer grado en el plató de Sábado Deluxe; aquel día Andrés sufrió porque no reconoció al Alonso que tenía enfrente. Su hijo destapó un cisma familiar que durante semanas estuvo coleando por los platós de televisión.
Las rencillas familiares y los desacuerdos económicos se abrían como un abismo insalvable. Alonso hablaba y hablaba y sus padres clamaban respeto y suplicaban que las cosas privadas quedaran en esa esfera. Ahora, las aguas bajan más mansas después de que el propio Alonso prometiera en Sálvame que iba a hablar con su padre. Pero, ¿lo ha hecho? ¿Han limado esas asperezas? ¿Pasarán las Navidades juntos?
Andrés calla en un silencio que habla por sí solo, pero este medio conoce una versión de quien bien los conoce. "Por lo que sé ellos hablaron por teléfono, pero aquello no fue a más. Tienen que verse padre e hijo y dejar los reproches aparte. Hay demasiado por aclarar y las Navidades las van a pasar cada uno en su casa", desvela una persona muy cercana al entorno Caparrós. Pero, ¿hay intención real de perdonar? "Sí, ambos se adoran, pero deben encontrar esa vía de comunicación adecuada".
Según esta fuente, la reconciliación, tras tanta polvareda y acusación, debe producirse "sin prisa, pero sin pausa" para que esté cimentada en unos sentimientos reales: "De nada vale darlo todo un tiempo y luego nada. Andrés pide que las cosas se hagan sin cámaras, a puerta cerrada". Puentes hay tendidos.
En un momento de desesperación, pese a prometerse el silencio, el patriarca no se pudo morder la lengua y hace un mes apuntaba en Sálvame: "No hay ninguna relación con él, la relación es vía mensaje, una cosa bastante estúpida".
Para Andrés, el problema de su 'no reconciliación' con el colaborador podría radicar en entornos nocivos: "Asesores o asesoras que no le están ayudando demasiado. Es una especie de mala sombra instalada en su ánimo y en el de quien pueda estar interesado en sacar dinero del asunto". Ante este panorama, cuando este medio le desea una feliz navidad, al otro lado del teléfono se escucha un suspiro prolongado: "Para vosotros también".
"Tuve un problema de voz por estrés"
Andrés Caparrós cambia el tono cuando se muestra interés por su vida profesional. Ahí resurge ese hombre vocacional que a los 73 años todavía vibra ante el micrófono: "A mi edad, o te retiras o corres tras los nuevos medios para no perderte. Llevo casi 12 años al frente de la Radio La Marinera, una radio temática en la que yo lo hago todo. Trabajo yo solo en ella". Hace un tiempo, justo cuando su trifulca paternofilial estaba en todo lo alto, preocupó que Andrés anunciara el cierre temporal de su radio.
Entonces alegó un severo problema en las cuerdas vocales, del que hoy está muy recuperado. "Siempre ha sido mi punto débil la voz, ha empeorado con estaciones de estrés y, claro, por la edad. Ahora la tengo más trágica". Echando la vista atrás, Andrés se alegra de que, un buen día, tomara las riendas de su libertad y apostara por su propia fuente de ingresos: "La libertad de expresión no existe".
Sabe que nadie es libre al cien por cien cuando está supeditado. De hecho, recuerda cómo en Canal Sur TV le arrebataron un programa aun siendo la cabeza pensante: "La Junta de Andalucía fue mi espada de Damocles. Gracias a mí, Canal Sur TV ha tenido un programa que les ha funcionado muy bien. Se llamaba Tal como somos. La idea fue mía y me lo arrebataron". Aquello quedó en el pasado; hoy Andrés Caparrós es feliz entre susurros de mar -una característica de su emisora- en su radio solitaria. Pese a que su sueño son las ondas, seguro que a 2018 le pide otra cosa. Algo que no tiene nada que ver con su profesión.