A Jorge Javier Vázquez (47 años) le cambiaba la cara en directo el pasado miércoles en Sálvame. El presentador y los colaboradores estaban hablando de María José Campanario (38) y de su nuevo ingreso hospitalario cuando Vázquez se dirigió al director del programa para enseñarle un mensaje que acababa de recibir.
Sólo unos minutos después contaba a la audiencia el motivo de su sorpresa: acababa de recibir un mensaje de texto en el que le aseguraban que había una persona que estaría intentando contratar a un tercero para que hagan daño al presentador.
Preocupado por lo que estaba pasando, Vázquez le pidió a Kiko Hernández (41) que se hiciera con las riendas del programa durante unos minutos para poder salir del plató y así solucionar el caso hablando con su abogado.
De momento poco o nada se sabe de esa persona en cuestión que quiere hacerle daño. Pero lo que sí está claro es que estas amenazas vienen a ser el último revés que el presentador ha recibido en este 2017, un año que a buen seguro será uno de esos para olvidar.
Y eso que el año empezó bien con el final de gira en Madrid de Iba en serio, el musical sobre su vida con el que estuvo de gira durante todo 2016, y con las grandes audiencias obtenidos por Got Talent, el programa de talentos en el que partició de jurado.
Además, sólo unos meses después, Supervivientes se convertía en el programa no deportivo con mejor cuota de pantalla de la temporada. Tal era su éxito que el presentador se creció y reprochó a los medios que sólo unos meses antes hablaran de su crisis profesional tras los datos de Gran Hermano 17.
Sin embargo, el presentador no estuvo nada prudente ya que después del verano recibía un duro revés: el fracaso de Gran Hermano Revolution. El programa comenzó mal, registrando su peor estreno de audiencias. Algo que no consiguió remontar ya que semana a semana fue hundiéndose un poco más hasta el punto de que la cadena tendrá que darle un respiro si quiere rescatarlo en algún día.
"En cuanto a audiencia, ha sido la peor edición de todas las que se han emitido. Creo que todavía es pronto para evaluar el porqué. Estoy convencido de que mi labor como presentador también ha ayudado a que no cuajara. No sé cuánto porcentaje de responsabilidad me toca, pero sería de idiotas pensar que no tengo nada que ver con los bajos datos”, reconocía de forma sorprendente.
La crisis de 'Sálvame'
A la crisis de Gran Hermano se le unió también la de Sálvame, que durante los últimos tiempos ha ido perdiendo audiencia. "Estamos en crisis, es cierto. Pero también es verdad que el primer paso para salir de ella es reconocerlo. Y pese a que llevamos ocho años juntos queremos seguir otros ocho más -como mínimo- acompañando a todos aquellos que nos dejen hacerlo", escribió en su blog.
Menos le cuesta reconocer otro de sus problemas: sus desacuerdos económicos con la productora del programa. A mediados de septiembre, Vázquez anunciaba que volvería a Sálvame el miércoles 20 de septiembre. Sin embargo, el miércoles llegó y Jorge Javier no volvió al programa. Tampoco el sábado para presentar Sálvame Deluxe -que fue presentado por María Patiño-, ni el lunes para el diario.
Y, entonces, saltaron las alarmas. ¿Dónde estaba el presentador? ¿Por qué no había vuelto a su programa? Al parecer, el presentador se había negado a presentar Sálvame debido a sus diferencias con la cúpula de La Fábrica por el nuevo reparto que se había hecho con los presentadores y, sobre todo, por los repartos de los suculentos ingresos por publicidad que les corresponden.
Sólo unos días después, durante su regreso, el presentador no dudaba en lanzar una pulla en directo. Vázquez daba paso al concurso telefónico que de forma diaria hay en el programa. Los participantes deben responder con un "buenas tardes, Jorge Javier" para ganar el premio, lo que le provocó la risa.
"No es tan fácil, porque con la gente que viene aquí a presentar no es tan fácil", ironizaba.” Si estuviera sólo yo... pero es que cada vez me cuesta más venir", decía. Minutos después, volvía a dar paso al concurso y volvía a bromear: "Algún día me tenía que tocar".
Todos estos reveses hicieron mella en el presentador, que no dudó en confesar lo que llevaba mucho tiempo callando y camuflando: había atravesado una etapa muy complicada en su vida marcada por un proceso depresivo."Fue algo profundo, una especie de desencanto vital. Comencé a dejar de dormir. Me despertaba cada hora. Me levantaba totalmente machacado".
"Sentí que todo en mi vida iba tocando a su fin y que ya no podía esperar nada más. Me sentía incomprendido, no podía compartir mi tristeza con nadie. Me decían: 'Pero, tú, ¿de qué te puedes quejar?' Si lo tienes todo en la vida”.