Yeray Álvarez (23 años) es un chico de sueños cumplidos. Y de luchas ganadas. El día 23 de diciembre de 2016, justo cuando ese verano cumplía el sueño de su vida jugando en el Athletic de Bilbao, todo se tornó triste. Le diagnosticaron un tumor en su testículo derecho que lo obligaba a despedirse del balón para iniciar el partido más duro de su vida: la lucha por sobrevivir. Cómo es la vida, desde pequeño soñando con verse en la alineación de su club y a los meses de coronarse, la salud le da el zarpazo más difícil.
Esos complicados momentos en los que tuvo que verse en casa los suplió con la compañía de sus seres queridos y, en concreto, de su novia Eneritz. Ella se ha convertido en esos cruentos momentos en su baluarte más importante. La conoció tan solo meses antes de la debacle y ha resultado ser el apoyo más sólido. Su historia de amor comenzó en octubre de 2016, dos meses antes del cáncer y tres después de entrar en el club bilbaíno.
Nadie se podía imaginar que los primeros meses de 'gestación' de un enamoramiento a primera vista iban a verse empañados por la dura prueba del cáncer. Pero llegó. "Si te caes... te levantaré. Si lloras... te haré reír. Y Si estás triste... te haré feliz... pase lo que pase siempre voy a estar a tu lado...", fueron las palabras de amor, compasión y apoyo de Eneritz. Ahí estaría su hombro, para los buenos, pero sobre todo los malos trances. Como prueba, los leones que invadieron sus redes sociales y que fueron el ejemplo de una titánica lucha. De aquello no solo se podía, se debía salir a golpe de rugido.
Cuando lo peor de la enfermedad se creía que había pasado, a finales de enero del pasado año Yeray decidió volver al campo de fútbol; sería su mejor y más certera medicina para recuperarse del todo. Y así fue, pero a medias. La enfermedad no se había ido del todo y a mediados de junio volvía a hacer de las suyas durante el premio de su convocatoria con la Selección Española sub-21: el tumor se había reproducido. La situación obligaba de quimioterapia, pero su discurso nunca fue derrotista: "Hoy ni nunca valió caerse... ni llorar... ni estar triste... hoy somos más fuertes que ayer... siempre a tu lado... te quiero más que a nada en el mundo".
En esos momentos, sus compañeros de equipo se unieron en el apoyo. Yeray no estaba solo, era rico en apoyo y cariño. León por aquí, quimio por allá, el cáncer perdió la batalla a finales de 2017. Por fin había ganado, no habría más sustos. La novia del futbolista respiraba tranquila y Álvarez se lo agradecía en las redes sociales: "Gracias a ti he aprendido a no rendirme nunca. Que nada es imposible. Y hoy, más que nunca, me siento inmensamente feliz por ti. Gracias por cruzarte en mi camino. Ojalá siempre. Te quiero".
Hoy el cáncer forma parte de un pasado borroso para Yeray. Él es un hombre sano que se conforma únicamente con que su ejemplo y lucha sirvan de algo. La vida hay que batallarla.
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