Para cerrar temporada, el Chester de Risto Mejide (43) en Cuatro sacará este domingo a escena una buena ristra de tópicos. A ser posible, los más recurrentes y habituales: los de los españoles. ¿Cómo somos? ¿Cómo dicen que somos? ¿Cómo creemos ser? Y para ello, qué mejor que Santiago Segura (52), que decidió recopilar los peores defectos de nuestro país en un detestable y exitoso personaje cinematográfico, Torrente.
"Un taxista, tu cuñado, un vecino, tú mismo en algunas cosas… Siempre tenemos pensamientos que a nosotros mismos nos avergüenzan", resume el actor sobre la inspiración que necesitó para crear a Torrente.
"Antes me parecía muy, muy gracioso, porque pensaba que era una cosa extinta y, de repente, miro para atrás y digo: 'No, no, está muy vigente'. España sigue siendo Torrente y eso me abochorna. A veces me he encontrado con gente que habla de Torrente con admiración y cariño. Vas en un taxi y dicen: La hostia. Torrente es la hostia, si es que es la bomba, si es que es lo más".
A pesar del cariño de ese público, Segura ha sufrido el desprecio de algunos colegas de profesión y ha visto cómo Torrente quedaba relegado en las categorías principales de los grandes premios de cine en nuestro país. "A mí me da igual lo de los premios, el premio es que te vaya a ver la gente y que gusten las películas. Pero en categorías concretas sí me ha parecido un poco flagrante, ¿no? Efectos especiales, por ejemplo. En los premios Taurus, que son los que dan los especialistas de Los Ángeles, las tres últimas Torrentes han estado nominadas. Y en los Goya ni siquiera estaban nominadas en esa categoría".
En sus inicios, el cineasta apareció en muchos programas de televisión para ganar el dinero suficiente para financiar sus cortos. Y entre sus primeros trabajos en el mundo del cine también hubo tiempo para hacer de figurante.
Aunque 'la máxima del figurante' es que no se le distinga para poder aparecer en el mayor número de películas posible, Santiago hacía lo posible para aparecer en las escenas en las que participaba. Tanto que en Tacones Lejanos fue Pedro Almodóvar quien le sacó del plano.
"Me acuerdo que me puse en segunda fila y de repente veo que Almodóvar está así mirando, le dice algo al oído al ayudante de dirección, se acerca y dice: 'Por favor, el gordo, al final'. Y me mandaron a la última fila".