Martes 10 de abril de 2018, once y media de la mañana en una calle vigilada y lluviosa de una de las urbanizaciones más importantes de Madrid. Ese era el día, la hora y el panorama en que, según la orden de desahucio del Juzgado de Primera Instancia de Alcobendas, la hija del marqués de Larios, Sandra Fernández de Villavicencio (30 años), y su hijo Kenzo debían desalojar su casa de La Moraleja después de varios meses de litigios con José Carlos Fernández de Villavicencio y Eleta, el marqués y propietario del hogar. Sin embargo, el abandono no se ha producido finalmente; el tamaño y la posible ferocidad de los perros que custodian el casoplón de Sandra han tenido la 'culpa'. JALEOS se ha desplazado a la urbanización y ha sido testigo de todo lo sucedido desde primera hora de la mañana.
Sandra nació fruto de la relación sentimental que mantuvo el Marqués de Larios -el marquesado es un título nobiliario español creado por la reina Isabel II y que José Carlos ostenta desde 1999- con Eva Frommer. El matrimonio se disolvió cuando la única hija que tuvo en común sumaba pocos años. Pese a que en la actualidad su padre ha rehecho su vida con otra mujer, con la que actualmente tiene dos hijos de 15 y 12 años, padre e hija están unidos por un serio contencioso: la vivienda de La Moraleja en la que Sandra y su hijo Kenzo viven -propiedad del marqués- y del que este pretende recuperar su dominio alegando ser un simple trabajador sin lugar donde vivir.
El día de la ejecución ha llegado y este medio lo ha vivido. Con una incesante lluvia, guardia perenne de la Seguridad de La Moraleja -cuyo agente controlaba las llegadas y preguntaba el motivo de la visita-, varios coches de prensa y otros tantos de la policía secreta y funcionarios del juzgado -en cuestión de minutos la larga calle se ha poblado de utilitarios y paraguas-, todo hacía indicar que el desalojo se llevaría a cabo dado el gran despliegue. "Nosotros venimos para un desahucio, pero veo que aquí va a haber espectáculo", ha asegurado un agente de la secreta a este medio ante nuestra sorpresiva presencia. Pero nada de show ni de resistencia. Dentro de la propiedad, ni un solo movimiento ni reivindicación. "Pero, ¿está Sandra dentro?", se nos preguntaba. Este medio tenía constancia de que sí.
Los escollos con los que se ha encontrado la jueza y sus acompañantes eran de otra índole. El motivo por el que todo ha quedado "suspendido hasta nueva orden en la que se regrese con un perímetro de seguridad acorde" han sido los dos pastores alemanes que custodian la casa en la que vive Sandra y que, sueltos por los amplios jardines, no dejaban de ladrar a modo de defensa y ante el ruido que se despertaba en la calle.
Tal como ha podido conocer JALEOS de primera mano, el desconocimiento del tamaño de los perros, así como su reacción al tumbar la verja de entrada llegado el momento -"Imagínate que nos comen", argumentaba el cerrajero-, ha sido la razón por la que, finalmente, el desahucio se ha cancelado. La decisión final ha venido de un consenso "entre las partes", después de varios minutos de cónclave. "Una parte -la jueza- quería llamar a la perrera de La Moraleja para ejecutar el desahucio de todas formas, pero la otra no consideraba que hoy fuera el lugar y el momento", se ha informado a este medio.
De nada han servido los intentos de la primera parte por aporrear la verja -ya que la hija del marqués no dispone de electricidad y el telefonillo está inactivo- y probar su resistencia, así como ningún uso se le ha dado a las herramientas con las que se ha presentado el cerrajero. "Estamos convencidos de que dejar sueltos a los perros ha sido una estrategia de ella, porque durante el día siempre los tiene guardados en un cobertizo", ha opinado con este medio un agente. Ante este desolador panorama, la última palabra la ha tenido la jueza: el desahucio se posponía "por el momento". Según ha conocido JALEOS, se tiene en mente regresar con "medios y fuerzas".
Sandra, tras la intentona de desahucio: "Estoy recibiendo amenazas para que me calle"
Cuando la calle ha vuelto a su habitual tranquilidad, Sandra atiende la llamada de este medio. La hija del marqués de Larios se muestra muy sorprendida y desubicada: "Llevo toda la noche sin dormir, haciendo maletas y cajas. No me he enterado de nada, si han llamado a mi puerta no he sido consciente". Ella se escuda en su incomunicación por no tener electricidad: "Estamos aquí mi hijo y yo, no nos hemos enterado de nada". ¿Qué tiene que decir ante las informaciones que apuntan a que ella sabía que la presencia de los perros frenaría el desalojo? "No es una estrategia por mi parte. Mis perros siempre están sueltos, son mi única seguridad y duermen conmigo en casa".
Según su opinión, el abandono no se ha llevado a cabo porque no era posible: "Yo no tengo abogado, estoy indefensa y escribí ayer al Defensor del Menor porque la jueza no responde a mis cartas. Necesito un abogado, todo el mundo tiene derecho a una defensa y a la jueza le habrán dicho que las cosas no se pueden hacer de ese modo, a la fuerza. Tengo asignado uno de oficio, pero tarda dos o tres meses". No está dispuesta a dejar su casa y abandonar su reticencia: "Voy a defenderme como no lo he hecho nunca. No pienso rendirme, y eso que la familia de mi padre me ha amenazado para que no hable en los medios de comunicación, pero se acabó el silencio. Pienso desenmascararlos, a mi padre, a mi abuelo y su dinero".
Además, Sandra alerta a este medio de su sospecha: "Estoy segura que lo que ha echado para atrás a la jueza ha sido la presencia de los medios y puede que vuelvan a tirar la puerta abajo". Su pesadilla no ha terminado, sabe que le queda un arduo camino por delante, pero no va a flaquear ni un segundo.
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