Laura Escanes (22 años) se ha adentrado en el mundo editorial y ha publicado su primer libro en el que ha abierto su corazón de par en par. La joven ha relatado a lo largo de 164 páginas todas sus vivencias que son mucho más intensas y duras de lo que en principio se podría prejuzgar de una mujer de su edad. En las líneas escritas refleja mucho amor, sobre todo el que recibe por parte de Risto (43), de su madre y de sus seguidores, pero también habla de sus episodios más oscuros que no han dejado indiferente a nadie.
Piel de letra, que es como se titula el libro, presenta lo que no se conoce de ella. Es influencer y parece mostrar al mundo cada día su vida a través de las fotos que comparte en redes sociales, pero Laura es mucho más y nadie imaginaría por todo lo que ha pasado hasta que entra en la lectura de su obra debut.
Su infierno: fue víctima de una violación
Desde el infierno, así se llama el capítulo en el que Escanes narra el horror que vivió cuando abusaron sexualmente de ella. La joven cuenta en primera persona lo que sintió en esos momentos, cómo no pudo huir de su 'verdugo' y las terribles sensaciones que experimentó:
Cuántas veces necesitabas escucharme gritar 'no' para que eso no sucediera. Cuánto empujones y arañazos no debería haber evitado para que te alejaras de mi piel. Me manipulaste, me sobornaste y me obligaste a dejarme hacer algo que no quería. Algo que me daba asco. Algo que me mataba por dentro. Fue en el momento que rompiste mi ropa cuando te veía desde el infierno. Y hasta me veía a mí misma gritando (que no de placer) desde lo más alto del techo. Qué asco. Cuántas veces te habrán dicho que hay gritos que piden socorro y no sexo. ¿Hace falta decir que las minifaldas no piden a gritos ser bajadas? No sé dónde estarás ahora, pero sí que sé que eso lo llevarás clavado en tu mente para siempre. Yo no soy culpable, yo no me dejé. Yo confiaba en ti, y tú te aprovechaste de mí. De mi inestabilidad y de mi alma rota. De mi sangre en alcohol. De mis lágrimas.
Ojalá te arrepientas toda la vida de lo que me hiciste vivir. De mi mayor pesadilla.
Su pesadilla: fue maltratada física y psicológicamente
Tras 47 páginas leyendo y conociendo más los miedos y las inseguridades de Laura Escanes, pero también lo feliz que es al lado de las persona que quiere, de repente llega un capítulo que solo con el comienzo refleja la dureza de lo que sigue: "Aún tiemblo si recuerdo ese momento", es la primera frase del fragmento. Lo que narra a continuación es una vivencia de la joven con una expareja que la maltrataba y controlaba cada uno de su movimientos:
Él no era de esa clase de hombres, ¿verdad? Eso pensaba yo cuando mis amigas me veían enviar una foto de dónde estaba y con quién estaba hablando. O cuándo me decía que no podía tener amigos. 'Que no, que es inseguro', repetía yo" "Todo era perfecto, de verdad que lo era. Hasta que me gritó. Me insultó. Y ya dejó de ser normal. Eso no era normal. Me dejó en la puerta de casa, con la bolsa en la acera, sin poder entrar. Me amenazó con grabaciones y fotografías. Me amenazó con quitarme todo lo que más quería y con dejarme sin amigas. Me empujó contra la pared y me dolió. Me hizo daño. Me pegó.
Y dejó de ser normal para convertirse en mi pesadilla pero también en mi lucha.
Su peor recuerdo: fue abandonada por su padre
Su madre es su mayor sostén. La modelo está muy unida a su progenitora, porque, además, fue testigo de cómo sufrió cuando su padre se fue de casa. La pequeña Laura estaba detrás de la puerta cuando sus padres discutieron por última vez minutos antes de que el patriarca abandonara el hogar familiar, y así lo cuenta en su libro:
Voy a confesarte algo. Escuché los gritos. Escuché llantos. Escuché esa despedida. Escuché cómo te suplicaba una oportunidad. Cómo te pedía cada noche un cambio. Por mí. Por nosotros. Escuché tu silencio. Vi tu silencio. Escuché la última puerta que cerraste. A mamá llorar. Escuché cómo me culpabas. Y entonces supe que no eras feliz.
Su más dura despedida: perdió a un ser querido
Una vez más Laura se vio involucrada en un episodio que hubiera querido evitar. La joven presenció el fallecimiento de una persona muy importante de su vida y aún vive con el arrepentimiento de no haberla cuidado cómo debería haberlo hecho. En sus palabras se aprecia la ternura que sentía por ella, lo mucho que la extraña y la pieza fundamental que era para la unidad de su familia:
Por mucho que lo intente no puedo quitar esa imagen de mi recuerdo. Formas parte y siempre formarás parte de mi vida. Estés donde estés. Imagino que ya lo sabrás pero te has perdido muchas cosas desde que te fuiste. Las cosas se pusieron feas. Supongo que si hubieras estado todo sería más fácil. Nos hemos equivocado, mucho. Todos. Y seguramente nos hemos hecho daño. Todos. Lloré deseando que pudieras volver para arreglarlo como siempre hacías. Con tus sopas y tus caricias. Pero estás demasiado lejos. A demasiados kilómetros de aquí. A demasiadas nubes. Tu última caricia me dio la vida que a ti te quitó. Te echo de menos, Delia.