Cristina Cifuentes (53 años) está en sus horas más bajas a nivel público, pero también físico. Su cara y su pérdida de peso hablan por ella. No lo ha debido de pasar nada bien en el último mes como presidenta de la Comunidad de Madrid. A la polémica de su máster se unía esta semana unas imágenes en las que se la veía en 2011 robando unas cremas en un supermercado Eroski de Vallecas, dos acontecimientos que han acelerado su renuncia como presidenta y que se han reflejado en su prestancia.
Y es que a los españoles no les ha sorprendido únicamente el hurto de esas cremas que la han llevado al 'paro', sino también el notable cambio físico y estilístico que ha mostrado este miércoles Cifuentes a tenor de tras la publicación de ese vídeo que dejaba patente lo que se puede cambiar en tan solo siete años. Un "acoso y derribo", según sus propias palabras, que ha borrado su sonrisa en los últimos días. No ha podido soportar más escándalos, ni ella ni su anterior impoluta imagen. No hay más que hacer una comparativa de aquella Cifuentes de 2011 con la que este miércoles ha compadecido ante los medios de comunicación para anunciar su dimisión.
La Cristina que ostentaba el puesto número dos de la Asamblea de Madrid hace siete años era bien distinta a la de hoy, tanto a nivel físico como estilístico. Gozaba de buena imagen pública -le quedaba un año para ser delegada del Gobierno-, así como de un porte distinguido, y eso se notaba en su forma de vestir y actuar. Lucía una lozanía innegable de unos años, para ella, bastante halagüeños.
Pisaba con seguridad y tenía una apariencia más femenina y curvilínea. El 4 de mayo de 2011 entraba en la sala de seguridad de un supermercado tras el hurto de las cremas una Cristina visiblemente más frondosa y saludable, con un peso mayor al de la actualidad y un estilismo más sobrio y clásico. En su cara no había ni un leve rastro de preocupación, más bien reinaba la serenidad y la gallardía.
Vestida con un impecable atuendo azul eléctrico, Cifuentes dejaba entrever unas curvas y una tez bastante más rellena y expresiva -así como ausente de arrugas- que la que lucía este miércoles en su puesta en escena más difícil. En este tiempo su evolución física ha sido más paulatina que la estilística; de hecho, en estos siete años se ha podido apreciar cómo la que fue presidenta se atrevía con atuendos más rompedores y refrescaba su armario a golpe de marcas fetiche y prendas más desenfadadas que le imprimían un aire más cercano.
Sin embargo, en las últimas semanas la evolución corporal de Cifuentes ha sido más que evidente. No cabe duda de que los escándalos acumulados en el último mes han hecho serios estragos en su cuerpo; con una bajada de peso considerable y una cara constreñida en la que se aprecia el desgaste, Cristina se ha enfrentado a su presente vestida de un blanco impoluto que remarcaba aun más sus delgadas facciones y su acuciante preocupación, más allá de conseguir lavar su imagen. Parecía querer desvincularse por completo de ese azul eléctrico del vídeo que la ha llevado a renunciar al cargo, pero la realidad pesaba demasiado. Más de lo que ella quería mostrar.
Pese al maquillaje que ha escogido para su comparecencia, Cifuentes no ha podido disimular las consecuencias físicas de los disgustos; sus ojeras, las arrugas que pueblan su cara y frente, los hoyuelos más señalados -por la pérdida de peso- y unos pómulos menos protuberantes que aquellos que lucía hace siete años cuando su imagen pública era más positiva y muchos hablaban de ella como la gran esperanza del PP. Es más, en su nueva figura poco queda de aquellas curvas que lucía en esos tiempos de bonanza.
La imagen de Cifuentes, objeto de análisis en Twitter
Tan evidente es el cambio físico de Cristina Cifuentes que las redes no han tardado en señalarlo y hacer comparativas de imágenes antiguas de la política madrileña. De hecho, justo cuando el escándalo por su máster en la universidad Rey Juan Carlos estaba en pleno auge, un usuario de Twitter publicó un álbum de la evolución de Cifuentes en 24 años.
"A ver si lo que pasa es que Cifuentes fue al máster pero no la reconocen", reflexionaba hace unas semanas un tuitero, adjuntando un recopilatorio de fotografías de la todavía presidenta de la Comunidad de Madrid. Estas procedían de los libros de la Asamblea de Madrid en los que se recogen las biografías de los diputados de las cortes autonómicas. Cifuentes entró en el año 1980, a los 16 años, en las juventudes de Alianza Popular y ostentó su primer cargo público en 1991, con casi 27 años, en la tercera legislatura del parlamento madrileño.
El collage de imágenes está compuesto por fotografías tomadas en los años 1994, 1998, 2002, 2003, 2006 y 2010, respectivamente, y en ellas se puede ver cómo la política ha experimentado un cambio a mejor conforme su ascensión en la política se consolidaba. Una mejoría que los escándalos han empañado en cuestión de semanas y que hoy se ha reducido en una pérdida de peso más que notable y en unas arrugas que no pueden maquillarse.
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