Quedan escasos nueve días para que Amaia Romero (19 años) y Alfred García (21) se suban al escenario de Eurovisión para representar a España, y la situación es más que tensa. A las feroces críticas de los que ven con malos ojos que cante por España cuando se declara independentista, a la polémica petición que ha llevado a cabo Change.org para impedir su participación y a la campaña vía WhatsApp que pide que nadie sintonice el 12 de mayo con el festival; a todo eso se está enfrentando Alfred. Porque sí, todas las lanzas van contra su diana mientras que Amaia se mantiene en un sosegado segundo plano. Ella y su dulzura parece que van por otro lado.
¿Por qué ocurre esto, por qué nadie carga contra la pamplonesa cuando la representación en Lisboa recae sobre los dos? Lo cierto es que el germen de la polémica, el pasado independentista de Alfred, no debería ir con ella, ya que, simplemente, no es catalana y en sus redes sociales no hay imágenes reclamando la independencia de Cataluña. Pero, ¿se ha mantenido de verdad Amaia lejos de la controversia desde que el 23 de octubre de 2017 apareció por primera vez en Operación Triunfo? La respuesta es clara: no.
Amaia se ha mojado. No tan directamente como su pareja, pero sí ha alimentado, de algún modo, la polémica. Sin ir más lejos, cuando ellos se encontraban aún en la academia de TVE -y fuera se comenzaba a levantar polvareda por las arengas independentistas en el Facebook de Alfred- ya entonaron de manera sentida la mítica canción catalana El meu poble, de Txarango. A la salida del concurso, y al enfrentarse a la agria realidad, Alfred tomó la palabra, e incluso habló en nombre de Amaia: "Los dos estamos con España a muerte".
La 'España de mierda' que salpicó a Amaia
Mientras, ella en silencio. Sonriendo y siempre al lado de Alfred, como apoyándolo desde la sombra. No hablaba de Cataluña, pero no se separaba de su pareja. Una actitud pasiva que cambió cuando un nuevo escándalo llegó a la vida de Alfred: el 23 de abril le regaló a Amaia una rosa, como marca la tradición, y una novela. Pero no una cualquiera, la del catalán Albert Pla, de la que ya le había hablado mientras se conocían en la academia: España de mierda.
Ese título volvió a colocar a Alfred contra las cuerdas, pero solo a él; Amaia salía nuevamente ilesa. Ella, que recibió el regalo y que incluso en la rueda de prensa previa al festival se permitió bromear y asegurar que se llevaría el libro a Lisboa como amuleto, era apartada cómodamente del escándalo, al menos en principio. A raíz de ese chascarrillo, silencio en redes y públicamente, mientras que Alfred recibía las dos 'estocadas' definitivas que dejaban su imagen hundida: la petición de Change.org -en la que solo se subraya su nombre: "No queremos que el cantante independentista Alfred represente a España en Eurovisión"- y la contundente propuesta vía whatsapp.
Como única diferencia, y por primera vez, en este mensaje telefónico que se ha hecho rápidamente viral, se habla en plural, se incluye a Amaia en la repulsa, pero como efecto colateral: "A la vista de las declaraciones de los 'representantes' de la 'España de mierda' en Eurovisión, cuando llegue el turno de participar España en el festival, en muestra de nuestra repulsa a estos mamarrachos, que NO nos representan, durante esos tres minutos apaguemos la televisión o cambiemos a otro canal. Consigamos que esos tres minutos el share sea el más bajo de la historia del festival. (...) España te lo agradecerá". Eso sí, dejando claro que desean "el share más bajo de la historia del festival" por el pasado de Alfred y por ese libro que tilda a España de mierda.
Habrá que ver si realmente estas medidas de presión surten algún tipo de efecto de cara a su actuación en Eurovisión o si se traducen en un desplome de votos o todo lo contrario. Lo que parece claro es que la batalla mediática y social la ha ganado por goleada Amaia Romero. Ha conseguido que la cosa no vaya con ella.
Rumbo a Lisboa por separado
Tanto Amaia como Alfred ya han puesto rumbo a Lisboa, pero lo han hecho por separado, hecho que ha sorprendido mucho y que se desconoce el motivo. Lo cierto es que en medio de la polémica y amenaza de boicot, la pamplonesa ha optado por volar desde el aeropuerto de Adolfo Suárez en Madrid y Alfred lo ha hecho desde el de Barcelona. Con su habitual sonrisa en los labios y su amabilidad, Amaia no ha querido opinar acerca de las campañas de desprestigio y tan solo se ha limitado a puntualizar que en realidad el único amuleto que se lleva es un dedal de su abuela, y no el polémico libro España de mierda. ¿Una medida para calmar las hostilidades?
[Más información: "Apaguemos la televisión cuando empiecen a cantar Alfred y Amaia, España te lo agradecerá"]