Este domingo se cumplen 15 años desde que, en la romería de El Rocío de 2003, Isabel Pantoja (61 años) y Julián Muñoz (69) aparecieron -con peineta y fular ella y con sus míticos pantalones altos él-, en la peregrinación, y su relación amorosa quedó confirmada. Se dejaron fotografiar por la prensa al comienzo del camino y accedían a todas las peticiones. "Por favor, Julián, dale un beso"; "Isabel, acércate más, mujer", fueron algunas de las instrucciones y ellos, enamorados, se dejaron hacer.
Se dijo que realmente su flirteo había comenzado a finales de 2002 en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), pero que la mediática pareja había escogido a su Virgen del Rocío para bautizar su historia. Hoy, sus vidas no pueden ser más diferentes de aquella y el amor se tornó en enemistad declarada; una recluida en Cantora y el otro preso en el Centro de Inserción Social.
Ese mayo de 2003 la folclórica que se había prendado del exitoso alcalde de Marbella pisaba fuerte en la romería y dejaba claro que ya no era la eterna viuda de España, que le había dado una nueva oportunidad al amor. Nada parecía importar que hubiera una damnificada llamada Mayte Zaldívar (61), Pantoja y Julián vivían por y para su historia. El chascarrillo que corrió como la pólvora en aquella romería fue el cambio que había experimentado el coche de la tonadillera, al que le cambió la iniciales. Si antes llevaba las de su nombre -la I y la P de Isabel Pantoja-, ese 2003 puso las de los nombres ambos, es decir, la M y la P. Confiaban en su amor y creían que nada ni nadie lo derrumbaría.
Viajes, comidas y dispendio en Marbella, que se rendía a sus pies y cuyas arcas parecían que nunca iban a verse resentidas. En 2004 y 2005 volvieron a repetir en El Rocío su puesta en escena: sonrisas, cogidas de mano, besos y sevillanas juntos. Y amigos, muchos amigos.
Las bolsas de basura que les trajo la perdición
Sin embargo, puede que de tanto usarlo, el amor se les agotó tan solo un año después. La por entonces todavía mujer del exedil, Mayte, comenzó, despachada, a visitar los platós de televisión. Puso contra las cuerdas a su marido y a la folclórica, y desveló detalles peliagudos -las famosas bolsas de basura- que, más tarde, enrejarían sus vidas.
Estas declaraciones hicieron que Julián perdiera los estribos con la prensa que lo seguía y que Isabel arremetiera contra los reporteros al son de "No me vas a grabar más'. Se acabó la alegría y la buena prensa. En 2006 ya no pisaron Huelva y Pantoja no se puso el traje ni Julián encendió el puro. Esas semanas la preocupación de la pareja era otra, mucho más importante.
Tras insistentes rumores, Julián Muñoz, ya exalcalde, fue detenido el 19 de julio de 2006 en Mi Gitana. Era la operación Malaya. Ese día, se encontró dinero en metálico que la policía requisó a Pantoja, aunque ella pudo demostrar que procedía del pago de conciertos y se le devolvió. El futuro comenzaba a ser sombrío y las arcas marbellíes comenzaban a hablar. En noviembre de 2006, la exmujer de Muñoz, Zaldívar, fue arrestada por Malaya. En mayo de 2007, le tocó el turno a la propia Pantoja, cuyas cuentas ya fueron escrutadas por Hacienda.
Si bien el blanqueo se cernía sobre ellos, el destino perfiló un futuro muy distinto para Isabel y Julián. La artista salió de prisión definitivamente en 2016 y se encerró a cal y canto en su adorada Cantora, abriendo las puertas de su voluntario retiro tan solo para cantar sobre el escenario.
La situación de Julián no fue mucho mejor. Salió de prisión alegando serios problemas de salud, pero cuando EL ESPAÑOL lo 'cazó' bailando sevillanas a altas horas de la madrugada se quedó sin libertad e internó en el Centro de Inserción Social. Cómo puede cambiar la vida en 15 años. Dónde quedó aquel amor, aquel derroche, aquellos amigos de El Rocío, aquella buena imagen.
[Más información: Isabel Pantoja y Julián Muñoz: tú encerrada en Cantora y yo bailando sevillanas]