Las razones detrás del sorprendente cambio físico de Pepe Rodríguez
El chef apareció mucho más delgado en su último acto público y JALEOS ha podido conocer los motivos de su nuevo aspecto.
28 junio, 2018 00:46Noticias relacionadas
El chef Pepe Rodríguez (50 años) ha cambiado. En apariencia es alguien distinto al de hace unos años. Más ágil, con una complexión más deportista y un abdomen cercano a la planicie. Lo cierto es que sigue siendo un hombre al que, por encima de todo, le gusta comer. Y disfruta comiendo. No pretende ocultarlo, todo lo contrario; se vanagloria de ello.
En su último acto público, promocionando la nueva carta de panes de Granier, el empresario hizo una arenga a favor del pan y de todas esas grasas que, supuestamente, son perjudiciales o incompatibles para una dieta. "Nos meten esa idea en la cabeza y no es verdad. Renunciamos a cosas que no deberíamos. Como cocinero, no entiendo una comida sin pan. De hecho, discuto mucho con mi mujer porque ella compra cualquier pan y hay que comprarlo de calidad". Y es que Pepe se ha propuesto controlar todo lo que come.
Por eso no es de extrañar que el cocinero haya aparecido más delgado que nunca ante los medios de comunicación. Con la cara más angulosa, sus hoyuelos más destacados, y un cuerpo con unos cuantos kilos menos. Tanto, que el pantalón de pinzas le quedaba ligeramente grande. ¿Cuáles son las razones de su nuevo físico? JALEOS las conoce.
El chef defiende que la clave de la alimentación, de un peso equilibrado, es la dosis. Para él, el chorizo es compatible con la comida saludable. "No hay secreto y, si lo hay, es no comerse dos kilos de pan o de chorizo, pero no hay que renunciar a ello. Que no nos mientan". El sentido común y la cautela a la hora de comer son fundamentales. "En estos momentos hay como una cruzada contra el pan y los embutidos. No hay más que ver que cuando vas al dietista lo primero que te dice es que renuncies al pan. ¿Por qué?", aseguraba durante el acto el afamado jurado de MasterChef. Al final de la presentación, este medio pudo charlar tranquilamente con Pepe.
Le vemos mucho más delgado.
Muchas gracias, es mi vida, que no paro.
Aclárenos, ¿se puede comer todo el chorizo que uno quiera?
Totalmente. El fallo está en que tampoco hay que comerse dos kilos de pan o de embutido. ¡Hasta la lechuga engorda si te comes tres kilos! Hay que comer de todo, jamón, chorizo, morcilla. Lo que nos apetezca comer.
¿Usted come esos alimentos?
Lo que no hay que convertir esos alimentos en parte fundamental de tu vida, de tu dieta. Yo como eso, pero lo compagino con otros alimentos como el pescado. Es que esa es la clave, la proporción.
Es evidente que se cuida mucho más.
Sí, eso es así. Todo ayuda a que tenga este aspecto. Me encanta la morcilla pero también el pescado y la verdura.
Y el deporte, ¿no?
También, aunque no practico todo el que me gustaría. Salgo a andar casi todos los días. El trabajo no me deja mucho hueco, pero procuro sacar todo el tiempo posible. Además, cuando puedo juego al tenis. No me obsesiono, la verdad.
La clave está en controlarse.
Claro, yo me controlo y me cuido. Pero el cuidarse no es quitarse de cosas y de los manjares de la vida. Hay que saber comerlos.
Imaginamos que el trabajo también ayuda.
Es que no paramos de grabar. MasterChef ocupa nuestro tiempo, entre una edición y otra. Cuando se emite una, estamos grabando otra. Eso también ayuda mucho a quitarse peso, es muy difícil estar gordo con tanto trajín.
¿Cómo es su día a día?
¿Tú sabes lo que es no parar? Pues esa es mi vida. Ahora me voy a mi restaurante a dar comidas, luego tengo una presentación por la tarde. Mañana grabo otra cosa. Ese es mi día a día. Yo no tengo días de descanso, no sé lo que son. Por ejemplo, los fines de semana para mí son de mucho trabajo. Trabajo y más trabajo. No libro ningún día.
Alguno librará, ¿no?
El mes de agosto es sagrado, me lo cojo sí o sí. Me cojo tardes sueltas, para mí dos horas es como librar un fin de semana. Así de tonto soy, pero no me quejo.
Se queja levemente, como con la boca pequeña. Le fascina cocinar, se diría que su auténtica vocación es ver disfrutar a los demás con sus pericias culinarias. Tiene a su favor una familia comprensiva, que acepta sus complicados horarios y que pocas veces le reprochan nada. Puede que influya el hecho de que todos sus antepasados se dedicaron al mundo de la hostelería. "Soy muy eficiente con el tiempo", se justifica. Se come no solo el chorizo, también los minutos.
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