Bárbara Rey (68 años) se niega a opinar como lo hacía antaño, y mucho menos de Corinna (53), Juan Carlos I (80) y su escándalo en forma de cintas. A la actriz parece no interesarle romper su silencio, aunque es consciente de que su reacción sea buscada por tantas razones. "¿No se siente identificada, al menos, con Corinna?", azuza JALEOS. "De verdad, no hablo", responde, seca. Y es que, Rey no es la que era, está librando una importante batalla personal: tiene una fuerte depresión.
Ha tocado fondo, no puede más. Casi nada queda de esa mujer guerrillera, enérgica e irónica que durante años ha arrasado por los platós de televisión. Algo le pasa a Bárbara. En los últimos años sus apariciones en televisión se han espaciado demasiado y tan solo ha visto su popularidad disparada con escándalos como su supuesto romance con el rey Juan Carlos I o el aparatoso robo que sufrió en su casa. Sin embargo, hace tiempo que nada se sabe de ella, que la televisión no la reclama. Vive en Totana (Murcia) alejada del ruido mediático y atrincherada entre los suyos. Haciendo una vida anónima, pero, ¿feliz?
Con motivo del escándalo desvelado por EL ESPAÑOL sobre las cintas de Corinna que han salpicado de lleno -y parece que sin reparo- a la monarquía española, y su vinculación con Juan Carlos, JALEOS se ha puesto en contacto con la artista. Parecía inevitable conocer su versión de los hechos después de aquella historia con el CESID y su supuesta relación íntima con el monarca emérito mantenida durante 17 años, tal como se aseguró. La vedette prometía titulares, seguir en la brecha con el zarpazo a punto. No obstante, nada más lejos de la realidad ocurre cuando este medio descuelga el teléfono. Al otro lado de la línea se aprecia una voz apagaba, casi envuelta en lágrimas, débil. "Lo siento, no tengo nada que opinar sobre ese tema. Ahora mismo estoy en otras cosas, en otro punto", asegura Bárbara cuando se le pregunta por el padre de Felipe VI (50) y Corinna. Ella, que en otra ocasión habría jugado a la ambigüedad, prefiere no andarse con rodeos. "No estoy bien", recalca. Pero, ¿qué ocurre?, se interesa este digital.
"No tengo ganas de hablar, estoy atravesando por una depresión. No sé cómo decirlo, necesito trabajar y me han vetado en la televisión, en todas las cadenas", se desahoga la que fuera mujer del domador Ángel Cristo. A la luz de sus palabras, ese es el epicentro de su gran problema anímico: la falta de trabajo, verse sin llamadas, sin proyectos, sin televisión. "Ya no sé qué hacer", no deja de repetir mientras se disculpa para colgar y agradece la llamada, el recuerdo hacia ella. Cabe recordar que durante años la actriz ha mantenido en sus entrevistas que ha existido en su carrera una potente "mano negra" de las altas esferas que no le ha permitido desarrollarse como debiera.
Una carrera 'apagada'
Lo cierto es que Bárbara Rey no se ha prodigado en demasía en televisión, cine o teatro desde hace años. Al margen de la obra de teatro en la que trabajó en 2013 y de sus esporádicas entrevistas en programas como Sálvame Deluxe, la vedette colaboró durante un tiempo en Mujeres y Hombres y Viceversa junto a una expareja de su hija, hizo una obra de teatro en 2012 y participó en el reality Acorralados un año antes.
Según ella, su próximo proyecto iba a ser concursar en la primera edición de Masterchef Celebrity, pero la realidad es que aquello nunca llegó a materializarse. Tampoco contaron con ella, tal y como reivindicaba, para la celebración del 60 aniversario de TVE. Algún que otro evento social y un par de colaboraciones más en diversos programas de televisión completan el currículum laboral de Rey en estos últimos años.
Lo que sí ha trascendido, porque ella misma se encargó de contarlo, es el destino de algunos de sus ingresos. La de Totana reconoció hace un tiempo que el juego se convirtió en una de sus adicciones durante casi tres décadas y que se llevó por delante la friolera de un millón de euros. Una adicción al juego que podría haberle mermado sus ingresos de tal forma que su desesperación actual tendría su razón de ser en lo económico y su falta de trabajo. Además, hace unos meses se descubrió que habían robado en su casa y le habían sustraído joyas de un valor cercano a los 180.000 euros.
Su escándalo con el CNI y el rey emérito
Su nombre volvió, de nuevo, a la primera plana de los periódicos después de que se confirmara a principios de 2017 lo que era un secreto a voces desde hacía décadas: que el CNI pagó el silencio de Bárbara Rey a cambio de tres millones de euros procedentes de fondos reservados, partida que no es necesario justificar.
La propia vedette negó entonces tal información, algo que sorprende teniendo en cuenta que ya en los años 90 denunció presiones, amenazas y hasta un robo de cintas en su domicilio. Fue en algunos platós de televisión donde no tuvo reparo en hablar de la citada sustracción y de sus relaciones con importantes personalidades del país, hasta el punto de atribuir a una "mano negra" el hecho de que sus trabajos en televisión se redujeran de forma drástica.
Según informó en su momento OK Diario, el CNI abrió una cuenta el 25 de septiembre de 1996 en Kredietbank Luxembourg a la que transfirieron un primer pago, según acredita el diario. La cuenta, a nombre de la sociedad off shore W. K. Dibiapur, era una 'compte kt plus', un servicio de mayor remuneración financiera, y tenía contratado el uso de "seudónimos" para cualquier operación de imposiciones o transferencias.
La intérprete ha reconocido la reunión con ese espía que buscaba su silencio, pero siempre ha desmentido lo de la cuenta bancaria: "Si alguien la abrió y la usó sabrá qué hizo con el dinero. Nunca he estado en Luxemburgo en ese banco. Yo no sé nada ni quiero meterme en líos. Ya me han hecho demasiado daño". También negó que grabara al rey o que le sustrajera su ADN para atribuirle la paternidad de su hija Sofía Cristo.
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