Trece años y trescientos sesenta y cuatro días han pasado desde aquel fatídico 23 de julio de 2004. La emisión de A tu lado se iba a negro con la imagen de sus colaboradores emplazando a los espectadores a que volviesen a acompañarlos al día siguiente. Entre los contertulios, una habitual, Carmina Ordóñez, con una blusa verde lima y unos pendientes de coral turquesa.
Nadie podía pensar que aquella imagen de 'la Divina' sería la última. Ningún miembro del equipo podía imaginar, ni en la peor de sus pesadillas, que a la mañana siguiente la escaleta completa del programa vespertino de Telecinco versaría exclusivamente sobre la muerte de la reina de corazones, la eterna Carmen Ordóñez.
Los últimos años de su vida
Desde el año 2001 hasta su muerte, en 2004, Carmina Ordóñez vivió atormentada con el argumento devaluado de unos malos tratos que no logró a demostrar judicialmente pero que sí sucedieron, según sostienen su hijo Julián (32) y sus íntimos amigos, Kiko Matamoros (61) y Makoke (48).
En concreto, esta última sentenció: "Vi con mis ojos a Ernesto Neyra pegándole". El desorden instalado en la rutina de Carmen y los consejos de quienes la rodeaban entonces hicieron que Ordóñez espetase su situación de maltrato tarde, en un plató de televisión, a golpe de talonario y sin tenerlo previsto.
Solo había dos escenarios posibles: Tómbola, programa del que una vez se ausentó justificando "una caída en la bañera" (misma lesión que a posteriori confesó ser el resultado de un puñetazo). Y Crónicas Marcianas, el segundo estadio, donde resolvió el misterio de la fotografía vendida con el ojo morado denunciando haber sido víctima de constantes palizas por parte de su tercer marido, Ernesto Neyra.
Este grito público (que no judicial) en el programa que diariamente se engalanaba con el minuto de oro y alcanzaba cotas del 49% de share hizo que la audiencia diese la espalda a la Divina. Y no solo el público sino algunos periodistas que la acusaron de exprimir su dolor para lucrarse y facturar ingentes cantidades de dinero con el escudo del maltrato como pretexto.
En una era donde no existían las redes sociales, el sentir del público era algo más complicado de palpar. Conseguir el perdón por un error era bastante más laborioso y Carmina, experta en echarse todo a la espalda pese al escozor que le producía el qué dirán, nunca consiguió, a su criterio, el cien por cien de los apoyos.
El calvario de las adicciones
Libre, apasionada de la Feria, el Rocío y de vivir al día. Su hijo Julián Contreras Jr. (32) ha confesado haber sido testigo de situaciones que nunca le habría gustado presenciar. Imágenes que hubiese querido borrar de su mente y que aún hoy pesan en su conciencia: "Yo tenía muy pocos años y estaba en medio de fiestas de adultos hasta altísimas horas de la madrugada, casi entrada la mañana y evidentemente pues no son ambientes para un niño".
Las adicciones de Carmina Ordóñez eran vox populi y así lo confesó el propio Francisco Rivera Ordóñez (44), su primogénito, en una entrevista con Bertín Osborne (63) donde se mostró resignado y herido. Sus dolientes palabras reflejaban el pesar de un hijo que sobre su madre dijo haber elegido "un camino malo".
En los últimos años de la vida de Carmina, se supo que Francisco estaba ayudando económicamente a su progenitora con la condición de que llevase una vida más calmada. "Cuando la cocaína entra en casa, hace un daño brutal. Me costó asimilarlo, me alejé de mi madre porque vi lo que hacía y sentía impotencia por querer ayudar". Y no ha sido la única persona de su entorno en hablar de ello sino que Pepe el Marismeño, quien fue su último amor, confesó que "a Carmina y a mí nos unió la droga".
Ernesto Neyra, el repudiado de los tres hijos de Carmina
El único aval de Ernesto Neyra para zafarse del escarnio público fue el rechazo por parte de la juez a la demanda que Carmina Ordóñez presentó en los juzgados, después de haberlo hecho en televisión. El Juzgado de Instrucción Número 6 de Madrid desestimó la demanda por tres puntos clave.
El primero porque según describía la juez en el auto "no se denunciaron en su momento". En segundo lugar, "no se aportaron certificados médicos sobre los daños sufridos". Y en tercera instancia, "no se puede constatar la existencia de indicios reveladores de que la señora Ordóñez haya vivido un estado de agresión permanente y de sometimiento al querellado".
La demanda de Carmina fue desestimada pero la sombra del maltrato volvió a planear sobre la figura del bailaor cuando su segunda esposa, Lely Céspedes, lo acusó exactamente de lo mismo. En esta última ocasión salió absuelto. Pese a ello, Neyra no goza simpatía popular, tal y como se observó en su última aparición televisiva hace apenas unos meses.
"Tuve que irme a México para ganarme la vida. Mi madre, que ya ha muerto, sufrió mucho con las acusaciones". En esta misma entrevista, Neyra confesó haber demandado a Kiko Matamoros y su esposa, Makoke, por vulnerar su derecho al honor e intimidad, reclamándoles 300.000 euros a cada uno tras la emisión del documental sobre la muerte de Carmina. Tras una dura pugna judicial, Neyra perdió y ahora debe hacer frente a las costas del pleito, que ascienden "a unos 6.000 euros aún pendientes de pagar porque lo ha recurrido a la Audiencia", tal y como señala Matamoros a este periódico.
En los últimos años, Neyra se encuentra "buscándose la vida para pagar la manutención de sus niños y su hipoteca", según señalan a JALEOS fuentes cercanas al exmarido de Carmina. "Hace cuatro o cinco años era director comercial de un aceite de oliva de Jaén y ahora mismo se encarga del área de asesoramiento de rehabilitación de edificios en materia de energía", concluye.
"A mí no me consta que mi madre se casase tres veces", comentaba, al borde de la lágrima, el benjamín de Carmina en el programa Lazos de Sangre. "Mi madre se casó dos veces, tuvo dos hombres en su vida y luego todo lo demás para mí está sumido en una nebulosa completamente opaca. No veo nada ahí. Y yo viví cosas muy escabrosas, yo fui testigo presencial y por eso lamento mucho lo que ella vivió. Aquellos que piensan que mi madre vio en eso una oportunidad para llamar la atención, que sepan que ella nuca necesitó hacer eso", concluyó en relación a Ernesto Neyra, el perpetuo repudiado de los Contreras Rivera Ordóñez.