Es Pujols. Formentera. Un día cualquiera de la última quincena del mes de agosto. Al volante, Ana Guerra (24 años), flamante finalista de la última y exitosa edición de Operación Triunfo. Como copiloto, Antonio Guerra, 'Papi War', como cariñosamente le han apodado los fanáticos de su hija.
Ante sus ojos, un gravísimo accidente de tráfico por el que padre e hija frenan en seco. "Tengo la obligación legal, pero independientemente de eso, me sale solo. Soy enfermero y siempre que puedo ayudar a alguien a quien encuentre en una situación así, lo hago", responde Antonio a JALEOS.
Pero, ¿cómo sucedió todo? "Estábamos en Formentera, en ese momento en la zona de Es Pujols. Ana y yo habíamos cogido unos días libres y nos fuimos de vacaciones. Cuando regresábamos nos encontramos un accidente de tráfico, un coche solo y según manifiesta la conductora, había perdido la dirección del volante", -una curva demasiado cerrada según ha podido saber este digital-. Con la situación bajo control ante las profesionales manos de Guerra, llegó la ambulancia. "Mi hija iba conduciendo. Paramos y atendimos a las dos chicas pero luego hubo problemas con la ambulancia. Literalmente, me vetaron de atenderlas. Estoy dándole vueltas y estudiando la posibilidad de denunciarlos por intrusismo laboral. En aquel momento la autoridad sanitaria era yo, me identifiqué y me prohibieron subir a la ambulancia".
La indignación de Antonio no se basa en una cuestión personal sino profesional y de humanidad. "Me indigna en el aspecto sensorial y personal porque realmente en el aspecto profesional han hecho literalmente un intrusismo". Una indignación que se hace extensible a su hija Ana, testigo de todo aquello y para quien también fue un gran disgusto. "Hombre, para Ana fue un susto enorme no solo por la situación del accidente sino porque me trataron fatal. Me ha sentado muy mal. Entiendo que haya técnicos y que el personal de las ambulancias estén al día pero de ahí a hacer cosas que no deben, quitar del lugar de trabajo a un médico o un enfermero dispuesto a colaborar y a ejercer su profesión con conocimientos superiores... Ha estado fuera de tono. Ha sido la nota triste".
No es este un caso aislado, ni mucho menos. En este tiempo en que la 'fama' ha llamado a la puerta de esta familia chicharrera, Guerra ha lidiado con otras situaciones que ha encontrado a su paso y que ha resuelto con éxito: "El día 7 de agosto, saliendo del concierto de Andorra me encontré con el atropello de una señora. Paramos la furgoneta, la atendimos y la socorrimos. A la señora le hice una manipulación de la posible lesión que tenía y al final conseguimos que tuviera un nivel de dolor mucho más aceptable. Se despidió muy agradecida", desliza a este medio.
Otro momento protagonizado por el enfermero y del que existe prueba gráfica que incluso se 'viralizó' tuvo lugar en el concierto de la gira de Operación Triunfo en Benidorm. "El día 4 de agosto, una cría tuvo una crisis de ansiedad y un chico acabó deshidratado, alguien hizo esa foto y se viralizó. Es difícil controlarlo todo porque los servicios sanitarios están por todas partes y a veces no es fácil llegar hasta la persona".
La vida de la familia Guerra ha dado un vuelco desde que el pasado 23 de octubre de 2017, Ana, su pequeña, pisara con fuerza el escenario de la última edición de Operación Triunfo. El éxito ha sido tal que aún se encuentran en proceso de asimilación. En palabras del propio Antonio, vinculado ahora profesionalmente a su hija, "poco a poco. Es un tema muy fuerte. Pasas de un anonimato normal a que la gente empiece a pararte, a quererte, a decirte cosas bonitas, y estoy hablando de mí, que no soy nadie. Solo soy el padre de Ana. Pero a su alrededor se ha creado un entorno, un 'Papi War' que a la gente le ha gustado y es increíble".
Antonio acostumbra a recibir el cariño de los fans de su hija, que a su vez, es recíproco y se lo devuelve en la medida que puede. "Valoro mucho cuando me dicen que los atiendo y que 'siempre estoy ahí'. A veces he bajado de algún hotel porque he visto que son las 4 ó 5 de la madrugada y les digo que se marchen, que están descansando y que nadie va a bajar. Procuro aliviar no solo física sino también mentalmente, al menos en este sentido".
Ana se encuentra segura y protegida en todos esos aspectos pero, ¿tiene los pies en la Tierra? ¿Está la fama (y los fans) nublando su visión nítida de las cosas? Según Antonio, "se está viviendo un momento que hace mucho que no se veía. Lo que ha conseguido este grupo de 16 personas es muy fuerte. De repente me encuentro con situaciones que no había vivido jamás. Yo solo soy el padre de una de las personas que ha participado en un concurso y que ha vivido un éxito y el apoyo de mucha gente. Ana, lo mismo que te digo de mí, te lo digo de ella. Tiene los pies en el suelo. No se le ha subido a la cabeza. Hemos pasado a cero a mucho. Sí, pero bueno... Canalizando poco a poco pero muy agradecidos".