Hace tres años que la inigualable Marujita Díaz falleció a causa de un fulminante cáncer de colon. Su alegría y su colorido se apagaban para siempre y su íntimo núcleo de amigos se despedían de ella entre la tristeza y el estupor ante el desconocimiento de su enfermedad. A Marujita nunca le gustó dar pena, era muy suya, y en su peor momento optó por el ostracismo. Tras su adiós, la sobrina de la artista, Reyes -heredera universal pese a la inexistente relación-, respetó sus últimas voluntades, que pasaban por ser incinerada y esparcidas sus cenizas entre Sevilla y Madrid, donde descansan sus progenitores y su hermana en el cementerio de La Almudena.
Así se hizo en su momento y parte de los restos de la artista reposan junto a su familia en la misma cripta. Ahora bien, ¿en qué estado se encuentra la tumba de la artista en el cementerio de La Almudena? ¿Se acuerdan los suyos de ella? ¿Acude alguien a darle un repaso a la tumba? JALEOS sabe la fatídica respuesta: la tumba está totalmente abandonada. Reflejo, parece, de la tirante relación familiar que siempre reinó y que no se disimuló. Eso sí, visto lo visto, ni familia, ni amigos ni siquiera su legión de fans.
"Solo voy yo cuando puedo. La familia no va a ponerle flores nunca, ellos cogieron la herencia y salieron corriendo. Ya en el funeral tan solo estábamos siete personas, siete, y casi todos amigos. Es una vergüenza, este pasado 23 de junio la familia, su sobrina, ni siquiera ha hecho mención del aniversario. No se le ha hecho nada en su memoria", desliza a este digital Dinio (46), quien ejerció durante un tiempo de 'pareja sentimental' de la intérprete. Montaje o no aparte, fue un hombre clave para la diva y en el último tramo de su vida prevaleció el cariño y el respeto. "Una vergüenza este abandono siendo tan grande la artista", opina el cubano.
Ante semejante información, y con el afán de contrastarla, este periódico se ha desplazado al camposanto. Una vez en el cementerio de Nuestra Señora de La Almudena, y tras identificar la meseta, el cuartel y la manzana correspondiente -este sacramental es uno de los más grandes de Europa-, JALEOS se topa con la realidad. Tal como figura en las imágenes que se facilitan, la tumba de Marujita Díaz se encuentra en la actualidad sin una sola flor, ni ramo, que la adorne; con los jarrones de mármol vacíos y con restos de hojarasca; tan solo envuelta de hojas secas y flores perdidas que el viento arrastra de otros mausoleos: "Es muy triste visitar otras tumbas como la de Lola Flores y encontrártela recubierta de recuerdos y flores".
A los pies de la tumba -donde María, su nombre real, descansa junto a sus padres y su hermana-, tan solo un parterre de matojos. A la luz de estos detalles, parece que nadie se acuerda de Marujita Díaz. Allí donde queda una pequeña esencia de quien fue, no hay ni una leve señal de recuerdo. Únicamente mármol empolvado y hojarasca como único arropo: "Siempre que voy me da una lástima tremenda de que Maruja se fuera de esa manera. Por su trayectoria se merecía otro adiós y otra ceremonia. Da la sensación que se fue hace muchos años y tan solo hace tres que nos dejó".
Despedida deslucida
Cuando en 2015 los restos mortales de la actriz fueron trasladados al tanatorio de la M-30, sorprendió sobremanera la discreta recepción que allí se habilitó para un personaje del calado de la intérprete. Muchos fueron los amigos que se quedaron desconsolados por las formas. Al testimonio de Dinio, esos días se unió el de una buena amiga de Díaz, Carmen Jara: "Cuando llegué al tanatorio, me dijeron que no había nadie y la sala estaba cerrada, a las seis y cuarto de la tarde", explicaba Jara. No había nadie de la familia, que "había dado orden de no dar explicación a nadie, y que no entrase nadie". Marujita Díaz dejó dicho que no quería mucha gente, algo que su familia cumplió a rajatabla. Tanto que, tal y como se confirmó, ni su propia abogada Teresa Bueyes pudo acceder al recinto.
La sala, finalmente, cerró muy pronto, y mientras estuvo abierta ni siquiera había indicación de qué espacio ocupaba el cuerpo de Marujita. La propia Carmen Jara explicó que cuando entró, lo hizo arriesgándose a que la echaran, y que mientras rezaba junto al cuerpo "vinieron dos señores del tanatorio y delante de mí cerraron la caja. Orden de la familia, dijeron".
Por otro lado, un amigo de Maruja, José Manuel Parada (64), explicó en esos días su total indignación por la forma en que la familia organizó la despedida: "Mi MARU SE VA ENFADADA. Yo, que la acompañé en tantos entierros, sé que le gustaría irse como una estrella con el cariño del público. ¿Qué hora de incinerar a Maruja tan temprano?. A ella no le gustaría, lo sé. Después dirán que se fue sola sin amigos. Era toda una estrella".
En 2017 la familia cedió 50 vestidos
Pese a que la relación de Marujita con su familia -en concreto, con su sobrina Reyes-, no era, al parecer, nada fluida cuando murió, en octubre del pasado año su heredera universal y algunos de sus amigos más íntimos quisieron hacer realidad uno de los sueños que tuvo la folclórica en vida: vender algunos de sus vestidos con un fin benéfico.
La cantante y actriz, una de las más importantes que ha dado este país, era una persona muy solidaria, aunque quizás esta era la faceta que menos se conocía de ella. Siempre que pudo colaboró en obras sociales organizadas por David Cuevas, propietario junto a su marido, Jorge Molina, de la joyería Molina Cuevas. El dinero recaudado de aquella subasta fue destinado a la fundación Mensajeros de la Paz. Sin duda, un gesto muy honorable que, sin embargo, contrasta con el abandono actual de la tumba de la artista. ¿Por qué todos se han 'olvidado' de Maruja?
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