Aquella tarde Sevilla se puso toda amarilla, quebraíta de color, y sobre el aire caliente su voz clamó de repente, ¡ay, qué pena y qué dolor!. Bien podrían servir estas líneas de Rafael de León para evocar aquel 20 de noviembre de 2014 en que Cayetana, la duquesa de Alba, encontraba la muerte en el majestuoso Palacio de las Dueñas.
Cuatro años más tarde, el recuerdo de la aristócrata permanece; aunque el sentimiento no haya terminado de manifestarse físicamente en la cita anual organizada por Cayetano Martínez de Irujo (55 años) en honor a su madre. A la misa oficiada por el párroco de la familia, Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, estaban invitados todos los vástagos de la duquesa, aunque para desgracia y soledad de la grande de España, tan solo acudieran uno de sus seis hijos y dos de sus nueve nietos. Carlos (70), Alfonso (68), Jacobo (64), Fernando (59) y Eugenia (49) declinaron invitación despertando el enfado del quinto de los hermanos, el duque de Arjona, que sigue sin encontrar "una razón de peso" para esta espantada.
¿A qué se deben tantas ausencias? "Yo me hago la misma pregunta. Es incomprensible. Yo he organizado esto porque si no, no lo organiza nadie, pero es totalmente incomprensible cuando por nuestro padre se hicieron quince años de misa, por qué al segundo año ya estábamos dos y al tercer año la organicé yo y estoy solo. No lo entiendo", respondió Cayetano ante los medios. El 'ojito' derecho de la duquesa llegó a admitir en pétit comité que "si no hubiera sido por mí, los perros de Liria tendría mejor tumba que mi madre".
El conde de Salvatierra informó a JALEOS de que había preparada una misa para este martes a las 20 horas de la tarde en la Hermandad del Cristo de los Gitanos, donde permanecen los restos de Cayetana y donde ella dejó escrito -por testamento- que la honrasen siempre. La decepción para el aristócrata llegó cuando se encontró "solo" en el aniversario del fallecimiento de su madre. Puestos en contacto con la Fundación Casa de Alba, informan a este periódico que desconocen el porqué de las ausencias: "es un asunto que pertenece absolutamente al ámbito personal y familiar. Es una información que desconocemos".
Carlos Martínez de Irujo, duque de Alba
El gran ausente, el heredero del título al ducado de Alba. El fallecimiento de Cayetana dinamitó la relación fraternal entre sus hijos, que en alguna ocasión no dudaron en confesar la situación en la que se encontraban por decisión de otros con más 'poder'; simplemente por cuestión dinástica al haber nacido antes. Tal es el ejemplo de Cayetano, que llegó a afirmar que su hermano mayor, Carlos, lo 'invitó a marcharse' del Palacio de Liria: "Mi hermano me invitó a que me fuera [...] porque necesitaba mi zona del palacio para sus hijos".
La relación entre ellos se calmó temporalmente y Cayetano aceptó acudir a la boda de su sobrino Fernando Fitz-James Stuart (28) con Sofía Palazuelo (27) el pasado 6 de octubre en el enclave histórico que su hermano le invitó a abandonar. No obstante, la ausencia del duque de Alba y de sus hijos, Fernando y Carlos (26), ha vuelto a encolerizar al jinete.
Alfonso Martínez de Irujo, duque de Híjar
Otro de los ausentes. Se trata de uno de los hijos más discretos de la duquesa de Alba. Se casó a finales de los 70 con María Hohenlohe-Langenburg con quien tuvo dos hijos: Luis (40), el primogénito y quien ostenta el título de duque de Aliaga y Javier (37), el benjamín, marqués de Almenara.
Jacobo Martínez de Irujo, conde de Siruela
Es el hijo más independiente de la duquesa de Alba. Ilustrado y artista, se encuentra desvinculado públicamente de sus hermanos desde que Cayetana muriese. La herida se hizo aún más dolorosa cuando decidieron erigir un monumento en honor a la duquesa y Jacobo optó por no participar de ninguna de las maneras.
"En su día decidimos repartir la cantidad que quedase por pagar entre todos nosotros aportando cada uno lo que pudiese. Todos hemos aportado lo que hemos podido menos mi hermano Jacobo, que no ha colaborado con un solo céntimo. Para acabar con esto de una vez, he decidido pagar los 2.000 euros que faltaban por pagar al marmolista", aseguró Cayetano, que añadió: "He colaborado con 14.000 euros; mis 12.000 y los 2.000 que pensábamos que pagaría él pero que finalmente no ha sido así. Una pena". Jacobo tiene dos hijos: Jacobo y Brianda (34), la otra gran ausente, que recuerda enormemente a su abuela por su creatividad e incluso la forma de lucir su cabello.
Fernando Martínez de Irujo, marqués de San Vicente del Barco
El único hijo soltero de la duquesa de Alba. Según palabras de Cayetano, "Yo sé que Fernando quería venir y al final no ha venido. Cada cual siente como siente y cada cual es dueño de su conciencia". Una asistencia que incluso algunos medios de comunicación se atrevieron a publicar. Finalmente, para dolor de Cayetano, no fue así.
Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro
Tampoco la niña de sus hijos, Eugenia, acudió a la misa organizada en la Hermandad del Cristo de los Gitanos. La duquesa de Montoro decidió brindar su particular homenaje a Cayetana a través de una fotografía en Instagram recordándola en una tarde de toros en la Maestranza junto a su padre, Luis Martínez de Irujo, Casilda Santa Cruz, Aline Romanones, Antonio Garrigues Díaz-Cañavate y Jackie Kennedy.
Ni rastro tampoco de Tana Rivera y Martínez de Irujo (19). Pese a que la única hija de Eugenia con el torero Francisco Rivera (44) vive en Madrid, es habitual encontrarla por las calles de Sevilla, ciudad que adora, como su abuela, y donde vive su progenitor con su esposa, Lourdes Montes (34), y la hija de ambos; la pequeña Carmen (3).
"Allá cada uno con su conciencia", espetaba Carmen Tello (63), íntima amiga de Cayetana, cuando este periódico le preguntaba por las presencias y ausencias en la misa aniversario. Ella no falla. Tampoco lo hace su marido, Curro Romero (87) o Alfonso Díez (67), el viudo de la duquesa, que volvió a acompañar un año más a Cayetano Martínez de Irujo y sus hijos, los mellizos Luis (17) y Amina (17), en el día en que la mujer con más títulos del mundo -y que sobre todas las cosas era su madre- dijo adiós para siempre en la ciudad de sus amores.
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